América Latina: Primer round: Bolivia
Por Orestes Martí
“Están a las puertas en América Latina, tres elecciones en países que promueven cambios, Bolivia, Argentina y Uruguay, y por lo menos, en Bolivia, ya la oposición está anunciando el desconocimiento de las elecciones, anuncian que habrá fraude, cual pronosticadores del desastre”; esto señaló José A. Amesty R. en su artículo “Elecciones: Desconocimiento anunciado, “cantantes del fraude”.
Bolivia constituye entonces lo que en términos boxísticos pudiera considerarse como “el primer round” de un combate a tres asaltos.
Hace solo unos días el destacado intelectual argentino Atilio Boron escribía en el artículo “Bolivia: lo que está en juego” lo siguiente: “Este próximo domingo el pueblo de Bolivia deberá tomar una decisión trascendental, que excede el significado de una elección presidencial. Sin restarle valor a ésta, lo que está en juego es una opción histórica, un desafío para las naciones que componen el Estado Plurinacional: consolidar los formidables avances realizados durante la presidencia de Evo Morales -que convirtió a la otrora atrasada, estancada y siempre convulsa economía boliviana- en la más dinámica de Latinoamérica o, en cambio, optar por un melancólico retorno al pasado”.
Como elementos de juicio, podemos agregarle a nuestros lectores el trabajo -de Andrés Arauz, et al- titulado “La transformación económica de Bolivia”, en el que expone las transformaciones del país bajo la presidencia de Evo Morales, en especial el crecimiento experimentado por el PIB -más de un 50%- en los últimos trece años; así como el interesante análisis de Oscar Soto titulado “Bolivia: el Estado y los momentos constitutivos de un año electoral”, en el que apunta: “Bolivia. Año 2019. El rostro de las comunidades indígenas reflejado en la fisonomía del gobierno que encabeza Evo Morales, no debiera naturalizarse tan ligeramente. El hecho de que la trama estatal boliviana contenga una mínima porosidad por la cual un indígena, pobre y rebelde, se cuele y llegue al gobierno, no constituye un suceso frecuente; en un país y en un continente en el que las élites económicas tradicionales han hegemonizado el poder político, la contingencia de un gobierno de los sectores explotados, -como dice Amelia Barreda- “obliga a traspasar los límites del modelo liberal e incluso traspasar los límites de una interpretación marxista de la democracia, porque si bien la historia que está por detrás de este inédito proceso de democratización ha sido de explotación y dominación, hay que tener en cuenta factores fundamentales para la interpretación: el racismo mezclado con las estructuras clasistas y una cultura dominada pero con la persistencia de sus tradiciones y prácticas comunitarias”. A continuación hacemos un breve análisis de la politicidad boliviana reciente, “mechando” la posibilidad de una lectura zavaletiana de las potencialidades y las limitaciones del masismo en el poder, de cara a una elección decisiva en la región”.
Temprano en la mañana de hoy 21 de octubre, Jorge Petinaud de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina escribía
Bolivia a la expectativa de voto rural en elecciones generales
La victoria obtenida por el Movimiento al Socialismo en las elecciones generales sin ventaja que garantice la reelección del presidente, Evo Morales, centra hoy la mirada del electorado en el voto rural, pendiente de escrutar.
‘Entendemos las informaciones preliminares y como siempre, confiamos en el voto del campo, solamente quiero recordar que en 2002, en mi primera candidatura, en varios departamentos éramos perdedores, y recuerdo también que había nevada en julio, y después de seguir llegando votos del campo hemos sido primeros en Potosí, primeros en Oruro’, recordó anoche Morales ante una multitud que lo aclamaba.
Añadió el mandatario que por eso es necesario esperar al último escrutinio del voto nacional para seguir y continuar ‘nuestro proceso de cambio’.
La Ley Electoral de Bolivia otorga la Presidencia en primera vuelta al candidato que logra más de 50 por ciento de las boletas o al menos 40 unidades porcentuales sobre el segundo lugar y 10 por ciento de ventaja.
Según el Sistema de Transmisión Rápida y Segura de Actas del Tribunal Supremo Electoral (TSE), en los resultados preliminares el Movimiento al Socialismo (MAS) tiene 45,71 por ciento de apoyo de la población, y Comunidad Ciudadana (CC) llega a 37,84.
Sobre esta base, los correligionarios del MAS celebran que marchan primero en el conteo a nivel nacional (45,71 por ciento) de los sufragios válidos hasta el momento, y tanto Morales como el ministro de Gobernación, Carlos Romero, destacaron que resulta un hecho histórico en Bolivia una victoria por cuarto período consecutivo.
Sin embargo, el resultado de este domingo provoca una euforia anticipada en los partidarios del neoliberalismo, quienes tratan de crear la sensación en los bolivianos de que ya es una realidad el balotaje.
Una prueba de ello es la actitud del aspirante de Bolivia Dijo No, Oscar Ortiz, derrotado abrumadoramente en su feudo, Santa Cruz, con la fórmula del voto útil en favor de Mesa, promovido por Estados Unidos, según explicó Morales en entrevistas televisadas, y por una oposición enmascarada como grupos cívicos.
Morales, por su parte, expresó durante su discurso en el Palacio Quemado ante correligionarios que le aclamaban, entendimiento respecto a las informaciones preliminares, pero insistió en la confianza en una victoria a través del voto emitido en las zonas rurales.
Por las características geográficas de Bolivia, el acceso a muchas de esas zonas resulta muy difícil, y esto dificulta la llegada de los resultados de la votación.
Así, Bolivia amaneció hoy a la expectativa respecto a esos dígitos. De una parte están los que ven el proceso de cambio del MAS como una vía para seguir avanzando con prosperidad hacia el futuro.
Del otro, quienes apoyan a un aspirante que enmascara con un lenguaje demagógico las terapias neoliberales que ensombrecen hoy a países como Argentina, Chile y Ecuador.
tgj/jpm
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ACTUALIZACIONES:
Dos opciones sobre el tablero y el MAS con el triunfo en Bolivia
La Paz, 26 oct (Prensa Latina) Una jornada de elecciones cívicas, tranquilas, democráticas, incertidumbre posterior por acusaciones infundadas de la oposición; así como el triunfo definitivo del candidato Evo Morales marcaron en Bolivia la semana que hoy finaliza.
Las votaciones para elegir a las principales autoridades gubernamentales comenzaron el sábado con la concurrencia a las urnas, por la diferencia horaria, de los residentes en Asia; y el domingo la presidenta del Órgano Electoral, María Eugenia Choque, subrayó que el único beneficiario del proceso sería el pueblo.
La alta funcionaria intervino en acto de inicio del sufragio desde La Paz, en presencia del vicepresidente Álvaro García Linera, ejecutivos electorales, observadores internacionales y una amplia representación del cuerpo diplomático acreditado en el país.
Choque destacó la confiabilidad del sistema electoral boliviano con la participación directa de los ciudadanos en un proceso que se desarrolla cumpliendo las normas nacionales e internacionales.
Morales, por su parte, al ejercer su derecho en la ciudad de Cochabamba, departamento del mismo nombre, en el centro de la nación, afirmó ser optimista y tener confianza en la democracia.
El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, calificó el día de muy importante para el país y destacó la estabilidad y democracia sólida que vive Bolivia por primera vez en su historia, en los últimos 13 años del actual Gobierno.
Casi al cierre, el comandante general de la Policía, Yuri Calderón, aseguró que el proceso comicial transcurría con absoluta tranquilidad, sin incidentes ni señales de marchas o protestas.
Sin embargo, al caer la noche con la primera información, preliminar, del Tribunal Supremo Electoral (TSE) se hizo realidad la alerta de planes de un golpe de Estado con participación de Estados Unidos, formulada antes por el mandatario boliviano.
También, el sociólogo y editor de la revista de análisis político La Migraña Juan Carlos Pinto había advertido a Prensa Latina, y a través de esta a la opinión pública, que la oposición jugaba en dos tableros: el de participar en las elecciones y desconocer los resultados en su momento.
De acuerdo con el exdirector del Servicio Intercultural de Fortalecimiento Democrático, la idea central promovida desde la Casa Blanca era desconocer al TSE y generar un clima de ingobernabilidad, en su intento por frenar gobiernos progresistas, contrarios a su potestad imperial.
Así, los afines al neoliberalismo, encabezados primeramente por el aspirante de Comunidad Ciudadana Carlos Mesa, trataron de crear la sensación en los bolivianos de que era un hecho el balotaje (segunda vuelta), sino fraude, a pesar de darse solo el 83,76 por ciento de las actas registradas.
El líder indígena se vio precisado a dirigir unas palabras desde el Palacio Quemado (antigua sede del Ejecutivo) a su militancia y a todo el territorio, a los cuales expresó su confianza en que el voto rural decidiría la victoria y recordó lo ocurrido durante su primera candidatura en 2002.
‘Nosotros confiamos en que la ciudadanía no va a aceptar esta votación, este resultado que está totalmente tergiversado y amañado’, sostenía en lo sucesivo Mesa; mientras ministros invitaban a acompañar el conteo del TSE y la Coordinadora Departamental por el Cambio (Codelcam) pedía respeto al voto del área rural.
Ante las acciones violentas, racistas y antidemocráticas de la derecha, la Central Obrera (COB) y la propia Conalcam emitieron un pronunciamiento, se declararon en emergencia, más el titular de Gobierno, Carlos Romero, responsabilizó a Mesa por las consecuencias de su convocatoria contra personas, instituciones y bienes.
De un lado entonces la defensa del voto, el desmontaje de las mentiras, la cruzada contra las informaciones falsas en las redes sociales; del otro, generación de caos para destruir el país.
Hasta que el cómputo final ratificó la victoria de Evo Morales y la presidenta del TSE, María Eugenia Choque, dejó abierto su ente a auditorías de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea, otras organizaciones internacionales y las políticas. lb/znc