Argentina: a Guerra, Guerra
Por Orestes Martí
Destacado entre los destacados, ese es -sin dudas- el DP (destacado periodista; así, con mayúsculas) el cubano -radicado en México- Ángel Guerra Cabrera, quien además nos honra con su trabajo y presencia permanente en la Coordinadora Internacional TESORO.
En efecto, Guerra Cabrera ha contribuido enormemente al desarrollo de TESORO y ha sido un activo miembro en varios de sus órganos de dirección, incluyendo la Comisión Internacional de Reconocimientos y Distinciones, que este año será renovada.
Persona clave en las relaciones con varios destacados comunicadores en México -y otros países-, así como con importantes redes y plataformas de vocación social y popular, sus trabajos han sido ampliamente divulgados por la Plataforma de InfoCom de TESORO, incluyendo sus formidables intercambios con ese otro grande de la Comunicación en México -también DP, con mayúsculas- Luis Hernández Navarro.
El Viejo Topo, dice:
Ángel Guerra Cabrera. Periodista y analista político cubano.
Participó en la lucha contra la dictadura de Batista y después del triunfo de la revolución cubana ocupó diversas funciones en las Milicias Nacionales Revolucionarias y el Partido Comunista de Cuba. Fue director del diario Juventud Rebelde (1968–1971), de la revista Bohemia (1971–1980) y de otras publicaciones cubanas.
Ha ejercido la docencia en la Universidad de La Habana, en el Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología, de Cuba, y en la Facultad de Arte del Centro Cultural Casa Lamm en la ciudad de México.
Ha trabajado como periodista en países de Asia, África, Europa, América Latina y EE.UU. En México es articulista sobre temas internacionales de los diarios La Jornada y Excelsior.
Es coordinador del Foro de reflexión política México y el Mundo Actual, organizado conjuntamente por Casa Lam y La Jornada. Miembro del capítulo mexicano de la Red de Intelectuales y Artistas En Defensa de la Humanidad.
TESORO dice:
Ángel Guerra Cabrera (Cuba-México)
2015 DISTINCIÓN: PARTICIPACIÓN Y EXCELENCIA
2016 RECONOCIMIENTO: A LA PRÁCTICA RESPONSABLE DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL
2016 DISTINCIÓN: LEONA VICARIO (específica de México)
2017 DISTINCIÓN: “COLIBRÍ DE ORO”
2017 DISTINCIÓN: ERNEST HEMINGWAY
Guerra Cabrera acaba de publicar un retrato -perdón, quise decir artículo- que vamos a compartir con nuestros lectores.
Macri, una mala persona
Ángel Guerra Cabrera
Twitter: @aguerraguerra
Mauricio Macri prometió acabar con el cepo cambiario kirchnerista y lo suprimió no más llegar a la presidencia. Pero ahora, aunque acotado, termina su mandato reinstaurándolo. Sin embargo, no para proteger las reservas internacionales y la economía popular, como era el caso con Cristina Fernández de Kirchner. Al contrario. El gobierno macrista ha llevado al país a una situación límite. Default o cesación de pagos, palabras malditas ahora traducidas eufemísticamente por los tecnócratas como reperfilamiento de la deuda y una devaluación acumulada del peso al cierre de agosto de 304 por ciento. Argentina, que estaba desendeudada y con inflación controlada en el gobierno de Fernández de Kirchner ha pasado a ser uno de los países más endeudados del planeta, con las más altas tasas de interés, la segunda mayor inflación, el mayor riesgo país y una de las más acentuadas caídas del PIB. Todo ello significa una enorme pérdida en los ingresos de las mayorías, pobreza, cuando no indigencia de millones, hambre de niños y ancianos. Asombroso, multitud de personas con trabajo malcomen una o dos veces al día. A la vez, la desenfrenada especulación financiera, los privilegios fiscales y en el uso de divisas que conservan los capitales concentrados han propiciado un enriquecimiento obsceno de una pequeña élite local e internacional, comenzando por Macri y los miembros de su gabinete. No ha de extrañar que el objetivo del cepo cambiario macrista, a diferencia del de Cristina Fernández, sea crear otro mecanismo para continuar facilitando la fuga de capitales, como lo denunció el miércoles 4 el periodista Horacio Verbitsky.
Neoliberales compulsivos, Macri y sus socios capitalistas financieros son insaciables y estarán apropiándose de las ya mermadas reservas internacionales de Argentina mientras algo quede. Junto al sueño de la relección, posiblemente, esa sea la principal causa de su angustia por el riesgo de que el Fondo Monetario Internacional no autorice el faltante de 5 mil millones de dólares, última tajada del mayor financiamiento concedido por la institución en su historia. El inquilino de la Casa Rosada se aferra a la esperanza de una nueva manita de su amigo Trump, sin cuyo apoyo jamás habría conseguido tamaño empréstito para una economía destruida en menos de cuatro años por la ortodoxia neoliberal. Su plan de medidas para enfrentar las carencias ocasionadas por la nueva devaluación son cosméticas, electoreras y no lo salvarán de caer aplastado por el Frente de Todos. CFK lo radiografió al calificar a Macri de mala persona.
Criminalmente, los 57 mil millones del préstamo se están gastando sólo en pagar deuda, intereses, contener la caída del peso con la venta en las últimas sesiones de 300 millones de dólares diarios por el banco central. Esta semana, al acelerarse la corrida cambiaria llegaron a inyectarse casi mil millones en una jornada. O sea, con esa suma colosal no se han construido una escuela, un hospital, ni comprado alimentos para los desabastecidos comedores escolares y populares, ni medicamentos para los necesitados, como el caso apremiante de los jubilados. Tan grave, que el candidato a la presidencia del FT, Alberto Fernández, ya aseguró que, de ser electo, una de sus primeras medidas será dotar de remedios gratuitos a ese grupo tan vulnerable. Dijo que con sólo dejar de pagar los intereses de ciertos papeles del gobierno por unos días era perfectamente posible financiar el proyecto. Pero una medida como esa nunca pasará por la cabeza de un neoliberal, para quien es mucho más importante salvar un banco que dar de comer a un niño. A la vista de esta megacrisis argentina y del catastrófico cuadro social, económico y cultural que vemos dondequiera se aplican las cada vez más destructivas políticas neoliberales, los pueblos, los luchadores sociales, los militantes y organizaciones populares están en el deber de unirse para batirlas frontalmente. El neoliberalismo no es sólo un modelo económico, sino una estrategia para controlar a los pueblos en el orden material, de identidad, valores, cultura y educación aplicando la violencia. Qué son, si no, las intervenciones militares de Washington, pero también sus llamadas guerras contra el terrorismo y las drogas. Por eso es necesario estudiar sus causas y efectos, su evolución, sus viejas y nuevas caras, para poder combatirlo con éxito.
El neoliberalismo no puede ser erradicado del todo en un solo país, pues consiste en una política económica impuesta por el Consenso de Washington a escala global. Pero como se ha visto en Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia, Uruguay, etcétera, sí es posible hacerlo retroceder, en mayor o menor rango, mediante una clara voluntad política de combatirlo con todos los recursos del Estado. En el México lopezobradorista, pese a la camisa de fuerza del T-MEC y la Iniciativa Mérida, lo demuestran la política energética soberana, la fuerte injerencia del Estado en la orientación social de la economía y la no intervención en Venezuela.
Y como que en la República Argentina -suerte nuestra- TESORO cuenta con muchos y buenos comunicadores que frecuentemente nos envían sus trabajos, vamos a aprovechar la ocasión -y el tema- para compartir con los lectores el trabajo que nos llega de la también amiga, Nechi Dorado.
Argentina: La alegría no la perdemos, pero la tristeza aumentó
Nechi Dorado
Los argentinos acostumbramos a reírnos de nosotros mismos. En estos momentos, el peor que hemos vivido políticamente en democracia burguesa, mantenemos ese “humor negro”, generalmente envuelto en ironía. Tomando en gracia las aberraciones a las que nos han expuesto los analfabetos políticos que apoyaron a delincuentes con genes delincuenciales, por el solo hecho de que “eran ricos, por ende, no robarían”.
Tan analfabetos políticos son, que no pensaron cómo alguien se hace rico, porque no jodamos, no existe fortuna que no haya sido amasada con sangre. Y eso lo sabe cualquiera, no lo supieron ellos, presos de su soberbia intolerante.
Pero pese a las demostraciones simpáticas que también son expresiones de bronca, que considero como una autodefensa que fuimos generando a través de tanto dolor como el que hemos padecido, históricamente, no dejamos de estar indignados, enojados, sacados, brotados, enfurecidos, encolerizados. La realidad nos empujó a ello, cada anciano sin medicinas nos obligó a ello.
Cada carenciado durmiendo en las calles con temperaturas bajísimas nos erizó la piel.
Cada fábrica cerrada nos sacudió las tripas.
Cada familia perdiendo el derecho al pan de cada día, nos soltó una lágrima, generándonos la duda de cuándo nos tocaría a nosotros o a nuestras familias.
Cada persiana de negocios baja para siempre, fue un derrumbe de esperanzas.
Cada joven muerto por balas del estado fue un luto para nosotros.
Cada dignidad asesinada, nos obligó a ello. A estar indignados, a llenarnos de odio aunque sigamos cantando.
Tal vez en cada broma, en cada meme, en cada risa, subyace nuestra bronca por no haber sabido construir la herramienta fundamental para los tiempos que sabíamos que irían a venir. Porque lo supimos hace rato, acá nadie nos ganó por sorpresa.
Y está a la vista ya que jamás, pero jamás, jamás, el capitalismo habría de ser la panacea que nos alejaría de todos los males que cayeron sobre la clase trabajadora. Ni lo será.
Tal vez en cada broma que vamos creando, nos protegemos del dolor que nos producen nuestras propias falencias, nuestro ego exacerbado, el eterno pensar “yo la tengo más clara que aquellos” o “marchamos pero solo si mi grupete, a veces ínfimo, es el primero para salir en las fotos”.
Hemos puesto de moda una estribillo; MMLPQTP mientras ese MM apretaba las clavijas y nos hundía cada vez más en el pozo de putrefacción en el que fuimos aprendiendo a nadar forzadamente. O sea, poca mella hizo la consigna en sus destinatarios.
Hoy festejamos una nueva moda, una cumbia pegadiza que se siente en determinados lugares y que está muy bien organizada, pero convengamos que la lucha contra los monstruos que nos atenazan no es suficiente con canciones voluntariosas, contagiosas, alegres.
Los argentinos mantenemos el humor, lo expresamos cada vez que se nos va ocurriendo una “travesura” nueva, mientras vemos como el país se va desangrando minuto a minuto.
Los argentinos somos alegres, memoriosos, queremos justicia, no olvidamos, pero de momento no sabemos cómo, de qué manera detener la estampida brutal que nos llevará puestos, porque nos sugieren “esperar al 12 de diciembre” pero nadie entiende cómo llegaremos, en qué condiciones de pauperidad, como si fuera un detalle menor.
¿Cuánto más hemos de perder hasta la próxima canción?
Así es como pedimos, cantamos, gritamos, ¡Qué se vayan! Pero somos incapaces de salir en una marcha que nos reúna a todos para sacarlos ya; movimientos sociales y partidos políticos, porque convengamos, estemos más que seguros, que si no los sacamos, no se irán, sino que seguirán apretando las clavijas para que suenen como corresponden, los acordes que tan bien han hecho sonar desde que la irresponsabilidad los sentó en el sillón de Rivadavia.
Sigamos cantando, sigamos riendo, sigamos haciendo uso de este humor protector, pero no nos olvidemos que se olvidaron de decirnos cuántas víctimas más debemos tener, los que sostienen “la gobernabilidad para que no se retiren cómo mártires”. Hasta eso es gracioso: Mártires serían los mismos que hundieron el país hipotecándolo a mas de 100 años.
¿Es que es tan difícil ver de qué lado están las víctimas, el material de descarte?
Sigamos divirtiéndonos pero sin olvidar que seguiremos enmarañados en el capitalismo y desde allí jamás saldrá algo favorable para los trabajadores y que por más suave que parezca, es mentira que exista el capitalismo humanizado. Puede existir el mal menor, pero debo confesar que no me convence, el mal es malo aunque lo maquilles.
Sigamos manteniendo la alegría, sigamos sintiendo que no fuimos derrotados aunque de momento estemos tristes, pero no dejemos de pensar que estamos a principios de setiembre y faltan tres largos meses para una transición y cada día hay más niños en las calles pidiendo pan y no les dan ni un hueso.
Macri se va, nos deja el tendal,
Si no lo sacamos, no vamos a llegar…