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8 min readAug 26, 2021

Estudios económicos y desarrollo de la cooperación.
La Transición energética (III). Medio ambiente y desarrollo.
Por Orestes Martí y Fernando Alemán.

Después de publicar algunos materiales sobre la transición energética, el interés mostrado por nuestros amables lectores sobre el tema crece de manera exponencial.

Nosotros hemos pensado que en efecto se trata de un asunto de trascendental importancia y obviamente continuaremos con su abordaje, en cada oportunidad que aparezca algún material interesante.

Y tal es el caso de lo que acaba de publicar Mario Muñoz Lozano, corresponsal de la Agencia de Información Latinoamericana Prensa Latina en Rusia, bajo el título -que se explica por si solo- “Rusia supera su dilema energético y avanza”.

Moscú (Prensa Latina).- Rusia emprendió el camino hacia un uso mayor de fuentes renovables de energía en favor del medio ambiente y del desarrollo, a pesar de que los hidrocarburos constituyen más de 50 por ciento de las exportaciones.
Para cualquiera en sus zapatos el dilema resultaría difícil: el país posee alrededor del 19,1 por ciento del total de las reservas probadas de gas natural, 38 billones de metros cúbicos, las mayores del mundo según el informe estadístico de
BP WorldEnergy 2020.

Escáner: Rusia supera su dilema energético y avanza

Por si fuera poco, también dispone de la segunda reserva mundial de carbón, con 157 mil millones de toneladas, y en su subsuelo se concentra el 13 por ciento de las reservas exploradas de petróleo, lo que lo ubica en el sexto lugar en ese renglón, y el segundo en producción.
Según los datos de 2020 de
Eurostat, 32 por ciento del petróleo importado por la Unión Europea (UE) proviene de Rusia y en los últimos años, también Estados Unidos, Reino Unido y Turquía aumentaron sus compras a Moscú.
La UE recibe del gigante euroasiático el 40 por ciento del gas que consume, suministro que crecerá con la pronta apertura del ducto
Nord Stream 2. Por sus tuberías pasarán 55 mil millones de metros cúbicos de gas anuales a Europa, a través del nuevo enlace entre Rusia y Alemania.

Además, el país continúa con sus tradicionales entregas de gas y petróleo a los miembros de la Comunidad de Estados Independientes, una parte de las antiguas repúblicas soviéticas conectadas por gasoductos y oleoductos a Rusia desde los tiempos de la URSS.
Con ese arsenal de recursos y su probada relevancia para las arcas de la nación, “el ser o no ser” de Hamlet podría asomarse entre las dudas del gobierno ruso, la disyuntiva de emprender una transición energética inminente, que implicará reconversión tecnológica, cambios en los sistemas productivos y en la economía nacional.
En sus 17 millones de kilómetros cuadrados de territorio -el país más extenso del mundo- todavía descansa una añeja estructura basada en el consumo de tales fuentes de energía, por lo que resulta lógico que
Rusia no las abandone de la noche a la mañana.
“Los hidrocarburos seguirán siendo una fuente de energía líder en las próximas décadas y es importante asegurar que se utilicen de la forma más limpia, junto con el uso de las nuevas”, dijo el viceprimer ministro
Alexander Novak.
Sin embargo, la Sociedad de Ingenieros del Petróleo (SPE) alertó recientemente que, si se mantiene el nivel actual de extracción, las reservas de crudo del país se agotarán dentro de aproximadamente 20 a 25 años.
Según los expertos, con la prospección de nuevos yacimientos y el empleo de tecnologías modernas en los pozos ya perforados, las reservas podrían estirarse hasta unos 40 años más.
Claro que en la medida que el casquete de hielo del
Ártico se derrite debido al calentamiento global, la perspectiva de la exploración petrolera en el Océano Ártico es considerada como una posibilidad cada vez más viable.

No obstante, los discursos de la jefatura rusa evidencian que el país se prepara para un futuro en que los carburantes fósiles perderán el protagonismo que han tenido hasta ahora.
El presidente
Vladimir Putin prometió disminuir la dependencia de los crudos, reducir las emisiones contaminantes y asentar una estructura energética sostenida con fuentes “limpias”.
En la
Cumbre Climática virtual del 22 de abril, manifestó que en la actualidad el 45 por ciento de la generación energética de Rusia proviene de fuentes de bajas emisiones, incluida la nuclear que mantiene en cero los envíos de gases de efecto invernadero a la atmósfera durante todo su ciclo de vida.
Sobre el tema, el viceministro de Finanzas
Vladimir Kolychev reconoció que “el cénit del consumo (del petróleo y del gas) ya es pasado” y los peligros asociados a mantener el statu quo actual “son demasiado arriesgados a largo plazo”, afirmó.
Admitió el cambio de rumbo del Kremlin a favor de las fuentes renovables, en lo que también andan no pocas de las mayores economías del mundo.
China aceleró la implementación de sus políticas de transición energética, Estados Unidos prepara un Acuerdo Verde y la Unión Europea insufla mayor velocidad a sus medidas para alcanzar metas más ambiciosas para reducir a cero las emisiones netas de CO2 (dióxido de carbono).
ENERGÍA LIMPIA A LA MANO
Desde 2013, la Federación de Rusia cuenta con un programa de apoyo al desarrollo de las fuentes renovables, cuyo propósito no fue el de sustituir las tradicionales, sino crear una industria localizada para no perder el tren de las innovaciones en el sector.
Sin embargo, la realidad cambió a partir de las necesidades globales de encontrar soluciones eficaces para enfrentar el cambio climático y otros desafíos vitales para la sobrevivencia del planeta.
Rusia puede aumentar la participación de las energías limpias en su plan nacional a más del 11 por ciento para 2030, según un estudio de la situación del país y la hoja de ruta presentados por la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) a las autoridades de Moscú.

La agencia confirmó que la nación dispone de un potencial significativo de todas las fuentes renovables, más allá de que la hidroeléctrica y la bioenergía son en este momento las más relevantes dentro del sistema energético del país.
El director general de la
Irena, Adnan Amin, subrayó que “Rusia ha tenido una larga historia de liderazgo en el sector energético y ahora tiene la oportunidad de extenderlo a la energía renovable”.
Destacó que el desarrollo de los ricos y diversos recursos energéticos con que cuenta puede contribuir significativamente al cumplimiento de sus objetivos económicos, a la diversificación de su programa energético, mejorar la seguridad energética y reducir los costos del suministro en regiones remotas.
Según expertos, el país tiene condiciones excepcionales: En amplias zonas del sur de la
Rusia europea y del sur de Siberia, las horas de sol al año son ideales para el empleo de esa energía. También dispone del mayor potencial eólico del mundo, sobre todo en las zonas del norte y del Lejano Oriente.

Rusia puede llegar a ser el mayor productor de energía solar, eólica e hidráulica y también podría exportar hidrógeno a Europa, declaró en abril de este año el presidente de la compañía energética internacional Uniper SE, el alemán Klaus-DieterMaubach.
“Este país tiene no solo enormes reservas de petróleo, gas y carbón. Si quisiera, podría llegar a ser el mayor productor mundial de energía solar y eólica, y también, ser el país con la mayor producción de energía hídrica”, dijo Maubach en el
Foro Ruso-Alemán de Materias Primas.
EL HIDRÓGENO EN LA MIRA
A tono con la búsqueda de soluciones a los problemas medioambientales y la extinción futura de los combustibles fósiles, Moscú creó un nuevo grupo de trabajo encargado de fomentar e implementar la producción y exportación de hidrógeno en la próxima década.
La nación espera que la demanda nacional de energía siga dependiendo en gran medida del petróleo y el gas por buen tiempo, así que gran parte de su producción de hidrógeno estará destinada a la exportación.

Rusia planea producir hidrógeno azul, utilizando la tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CAC) en sus yacimientos de gas natural.
Gazprom propuso la creación para 2024 de trenes propulsados por hidrógeno y sugirió que una de las dos líneas del gasoducto Nord Stream 2, que conecta Rusia y Alemania, podría utilizarse para transportar hidrógeno para 2030.
También las compañías petroleras
Rosneft y GazpromNeft están ofreciendo su experiencia en la producción de hidrógeno gris en sus refinerías. La Corporación Unida de Motores (UEC) del consorcio estatal Rostec manifestó su intención de desarrollar plantas de energía para apoyar la utilización de hidrógeno en el sector de la aviación.
Sobre la base de la hoja de ruta del hidrógeno, Moscú espera que sus instalaciones de producción con CAC puedan entrar en funcionamiento a partir de 2023. El hidrógeno verde también aparece en la mira, ya que el país pretende realizar pruebas para su producción a partir de agua y otras fuentes renovables.

La estrategia energética de Rusia, de 2020 hasta 2034, incluye entre sus objetivos exportar 200 mil toneladas de hidrógeno para 2024, cifra que espera aumentar a dos millones de toneladas para 2035.
Sin embargo, el país confirmó que si la demanda supera las expectativas desarrollará su industria de hidrógeno mucho más rápido, con el fin de exportar cantidades significativamente mayores de energía limpia.
Un informe de la
empresa auditora Deloitte aseguró que el uso de hidrógeno en el sector del transporte en Europa alcanzará los 50 millones de toneladas en 2050, y que la industria en el viejo continente podría necesitar 45 millones de toneladas para esa fecha.
Con tal incentivo, muchos países se lanzaron tras su producción y
Rusia ofrece un puente vital entre Asia y Europa a medida que el mercado se expande. De ahí que su inmensidad, otra vez, la ayudará a seguir adelante.

*Este trabajo contó con la colaboración de PLTV, el departamento de Fotografía, el editor Roberto Molina, Alberto Corona, jefe de Redacción de Economía, y la webmaster Wendy Ugarte.

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