Lo mucho más que se puede decir y hacer…
Por Félix Sautié Mederos
Crónicas Cubanas
Con motivo del 165 aniversario del natalicio de José Martí
Queridos lectores de Crónicas Cubanas, José Martí es el paradigma
fundamental que le da vida a la identidad nacional de nuestra Patria cubana,
quizás algunos especialistas de la sociología y la antropología puedan
sostener criterios que no sean tan enfáticos como el que planteo en este 165
aniversario de su natalicio. Comprendo que en toda mi vida el apasionamiento con que tomo mis ideas y mis acciones existenciales me ha convertido en una persona enfática que no da espacio para medias tintas ni definiciones ambiguas, y que con esto no quiero calificar a quienes piensen distinto, sus razones tendrán y yo se las respeto profundamente con el mismo sentido que espero que se respeten las mías, porque son el criterio de quien ama profundamente a su identidad de cubano y ha vivido entregando su vida a las ideas de una Cuba con todos y para el bien de todos. Ideal sublime
proclamado para todos los tiempos como esencia básica de la República por la
que José Martí entregó su vida a la eternidad en combate de cara al Sol como
él había profetizado.
Precisamente la Revolución Cubana, a la que he dedicado toda mi vida, se
reinició en continuación de la de 1868 y 1895 cuando en el Centenario de su
natalicio, cien años de nuestro José Martí, Apóstol de nuestra independencia
soberana, la Patria estaba mancillada y conculcada por una dictadura
sangrienta que era la negación en la práctica concreta de los homenajes
oficiales que le hacían a nuestro Apóstol en su Centenario, aunque muy joven
entonces no puedo olvidar aquello. Fidel, en el juicio que le hicieron por
el Asalto al cuartel Moncada en aquel año del Centenario, acción dirigida a
salvaguardar la dignidad nacional cubana, expresó algo que no es sólo para
recordarlo y mencionarlo, porque entre otras cuestiones muy importantes del
momento estuvo dirigido a sacudir la conciencia cubana beligerante contra la
sojuzgación y los crímenes que se cometían mientras que se decían pomposos
discursos de homenaje a José Martí, gran contradicción que en el tiempo
algunos no se cansan de repetir.
Dijo Fidel entonces en su dramática denuncia que quedó grabada en el devenir del tiempo con el nombre de La Historia me Absolverá y cito un párrafo esencial de lo que ha sido el primer programa de la Revolución Triunfante de 1959: “…De igual modo se prohibió que llegaran a mis manos los libros de Martí; parece que la censura de la prisión los consideró demasiado
subversivos. ¿O será porque dije que Martí era el autor intelectual del 26
de Julio? Se impidió además de que trajese a este juicio ninguna obra de
consulta sobre cualquier otra materia. ¡No importa en absoluto! Traigo en el
corazón las doctrinas del Maestro y el pensamiento de las nobles ideas de
todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos…”
Expreso esto reiterando lo que otros, otras veces también, han repetido,
porque es mi criterio que aun cuando han transcurrido prácticamente 65 años
de aquel dramático momento, tenemos delante de nosotros el verdadero
paradigma con que se deben conmemorar los aniversarios de nuestro Apóstol
sublime, cuya imagen se encuentra expuesta en todos los rincones de la Cuba
por la que él tanto luchó. Me refiero a la palabra de recordación calzada
con los hechos de la entrega completa que es la verdadera conmemoración que el Apóstol requiere de su vida, porque él mismo en sus Cuadernos de Apuntes dejó escrito algo muy simple por sus pocas palabras empleadas cuando nos recordó para siempre con su apunte que nunca deberíamos olvidarlo que “…la Patria requiere más actos que palabras.”, y más adelante en su cuaderno dejó escritas otras notas significativas para este concepto esencial que también sería muy importante recordar en este 165 aniversario, porque constituye un llamado para todos sin excepción: “Si no se vive más que por la Patria!… si éste que parece nombre vano a los imbéciles, es el resorte y el fuego de toda nuestra vida. El que viva feliz lejos de la Patria, ya está
juzgado…”. (Cuadernos de Apuntes, pág. 158 y 228).
Queridos lectores, reconozco que quizás yo sea demasiado enfático pero no
puedo dejar de serlo cada vez que me acerco a la meditación del legado que
nos dejaron el Apóstol y muy posteriormente Fidel en el año de su
Centenario. Entonces me arde la sangre en mis venas y no puedo dejar de
pensar que más que recordarlo y que citarlo, lo esencial que deberíamos
hacer los cubanos en nuestras proyecciones del presente y del futuro que
tenemos por delante en este 2018 en que las nuevas generaciones formadas por la Revolución asumirán los timones de mando de la sociedad, es continuar
haciendo valedero el espíritu del pensamiento de nuestro Apóstol nacional;
es ponerlo en práctica, cumplir con sus ideas revividas y renovadas
magistralmente en el legado de lo que es Revolución de su más importante
discípulo en el tiempo que reposa para la eternidad junto a su tumba en
Santa Ifigenia: Fidel que es Fidel por siempre. Así lo siento de todo
corazón y alma en este 165 aniversario ya próximo a cumplir mis 80 años de
edad, y así lo expreso con mis respetos para el pensamiento diferente y sin
querer ofender a nadie en particular.
Publicado en el periódico Por Esto! de Mérida Yucatán, México el lunes 29 de
enero del 2018