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8 min readNov 9, 2020

Pueblos: Ayer Bolivia, mañana Chile y Ecuador IV. Bolivia concreta el triunfo.
Por Orestes Martí.

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Pueblos: Ayer Bolivia, mañana Chile y Ecuador
Pueblos: Ayer Bolivia, mañana Chile y Ecuador II
Pueblos: Ayer Bolivia, mañana Chile y Ecuador III

Avanzamos en esta serie y lo hacemos de la mano de Bolivia: “Bolivia regresa a la senda de la democracia titula hoy la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina, su cobertura sobre la toma de posesión de la nueva presidencia al frente de la cual se encuentra el binomio Arce — Choquehuanca que hace que “Ayer Bolivia” se convierta en algo muy actual..

Pero antes de compartir lo que describe PL quisiéramos recordar que obviamente no solamente se escribe y se habla sobre los gobernantes que retoman el hilo constitucional; el sitio ruso Sputnik publica -de Carlos Quiroga- un artículo tituladoJeanine Áñez y la larga e inútil lucha contra el MAS que también vamos a compartir con nuestros amables lectores:

© AP Photo / Juan Karita

LA PAZ (Sputnik) — Misión cumplida, dijo Jeanine Áñez al concluir su complicada presidencia transitoria en Bolivia, impuesta mediante un golpe por tres meses y que terminó durando un año.
La casi desconocida parlamentaria derechista, que tras el derrocamiento de Evo Morales saltó inopinadamente de la segunda vicepresidencia del Senado a la Presidencia del país, autoproclamada y sin aval legislativo, afirmó al despedirse que quiere ser recordada como líder del combate contra la pandemia y constructora de una nueva democracia.
Pero sus detractores, y tal vez la gran mayoría de los bolivianos que rechazó su propuesta electoral, la podrían recordar más bien como la gobernante que no logró su objetivo político mayor: destruir el legado del presidente indígena Evo Morales, eliminando a su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), y revirtiendo el “proceso de cambio” de los 14 años pasados.
“Mientras yo esté el MAS no volverá al Gobierno y Evo Morales, si regresa, será para rendir cuentas e ir a la cárcel”, prometió Áñez repetidamente, tanto como presidenta como en actos de su fugaz y frustrada candidatura presidencial, de la que se retiró pocos días antes de las elecciones del 18 de octubre.
Áñez
vuelve ahora solitaria a su departamento amazónico de Beni, distanciada de su partido Demócratas y golpeada por una crisis económica y un desgaste político acelerado por sonados casos de corrupción, mientras Morales alista su retorno a Bolivia tras un año en el exilio, llamado a ser una suerte de rey detrás del trono del nuevo Gobierno del MAS.
¿Transición?
Tan pronto como ingresó al Palacio de Gobierno el 12 de noviembre de 2019, la abogada de entonces 52 años dejó claro que no llegaba al centro del poder sólo para conducir una transición hacia un nuevo Gobierno democrático.
La elección del antiguo Palacio como su sede laboral en vez de la contigua Casa Grande del Pueblo marcó su afán de ruptura con el pasado inmediato, aunque a lo largo de su gestión varios ministros utilizaron esa monumental torre de 29 pisos construida por Morales y la misma Áñez presidió allí reuniones de gabinete.
Desde su primer día en el Gobierno, Áñez levantó una Biblia como símbolo de mando, violando la definición de Bolivia como Estado laico establecida en la nueva Constitución promulgada diez años antes por el gobernante indígena.
La presidenta dejó de referirse a Bolivia como el Estado Plurinacional creado por el “proceso de cambio”, para volver a llamarla República, en desafío a la inclusión de las mayorías indígenas que caracterizó a los tres gobiernos previos de Morales.
Luego borró la
multicolor bandera indígena “wiphala” de la banda presidencial, aunque la mantuvo junto a la tricolor Bandera Nacional, y agregó en los escenarios de actos oficiales una nueva bandera blanca en la que estampó la imagen de una patujú, flor amazónica que también es símbolo patrio.
Más allá de lo simbólico, Áñez hizo de la transición un intento de cambiar cuanto le fuera posible en el país tras la salida de Morales, desde la política a la economía, pasando por la cultura, las relaciones internacionales y otros aspectos.
En lo político, a partir de su tesis de que no llegó al poder por un golpe de Estado sino vía “sucesión constitucional”, y que Morales no fue forzado a renunciar y salir al exilio sino que huyó para no rendir cuentas, Áñez desató una feroz persecución contra el indígena derrocado, con más de una decena de juicios por delitos, desde sedición y fraude electoral hasta pedofilia.
En lo económico, Áñez proclamó que la bonanza económica de los tiempos de Morales, con las tasas de crecimiento más altas de la región, fue en realidad un engaño que dejó al país sumido en crisis, y en lo social, en plena pandemia, denunció la falta de inversiones en salud aunque terminó inaugurando con su nombre varios de los más de 50 hospitales casi listos que había dejado el anterior Gobierno.
Áñez clausuró a media gestión el año escolar 2020, como derivación de la pandemia, y cerró el Ministerio de Culturas, uno de los pilares de la “descolonización” propugnada por el
MAS.
Pero fue probablemente en el ámbito internacional en el cual hizo los mayores cambios: congeló las relaciones con Rusia, China, Irán y Cuba; reconoció al también autoproclamado Juan Guaidó como presidente de Venezuela, nombró sin reciprocidad un embajador en Washington, restableció relaciones con Israel y alineó a Bolivia con el Grupo de Lima de gobiernos conservadores sudamericanos.
Misión fallida
Al concluir su gestión, Áñez veía cómo las elecciones que logró posponer varias veces daban finalmente paso a una arrolladora victoria del MAS, con más votos que en los comicios anulados del año pasado e inclusive más respaldo que el logrado en su primera victoria quince años antes.
Y
Morales es todo menos un muerto político, en parte porque ella misma y otros líderes conservadores se encargaron de mantenerlo presente, mencionándolo casi a diario en sus discursos y debates como “tirano”, “dictador”, “pedófilo”, “asesino” y en algún caso hasta “bestia humana”.
Así, la transición de Áñez terminaba siendo el tránsito entre el derrocado Gobierno masista de Morales y el nuevo Gobierno masista de Arce.
No obstante, Áñez dijo en su último discurso presidencial, tres días antes de dejar el Gobierno, que se iba “con el deber cumplido” y citó los que consideraba logros principales de su administración, destacando la “consolidación” de la democracia.
Citó en esa línea el combate a la pandemia y la creación de tres bonos de alivio económico para los ciudadanos, que pidió sean pagados de nuevo en 2021.”

Ahora si compartimos la cobertura de Prensa Latina sobre la toma de posesión del mencionado binomio Arce-Choquehuanca.

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La Paz, 8 nov (Prensa Latina) Bolivia retomó hoy la senda de la democracia tras la asunción de Luis Arce y David Choquehunca a la presidencia y vicepresidencia luego de ganar de manera rotunda las elecciones del 18 de octubre pasado.

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En la toma de posesión en la sede la Asamblea Legislativa, los representantes del Movimiento al Socialismo (MAS) abogaron por la unidad y reconstruir el país dañado por el gobierno de facto instalado después del golpe de Estado del 10 de noviembre de 2019.
En su discurso, el flamante presidente de Bolivia dedicó sus primeras palabras a las víctimas de los actos violentos desatados por las autoridades golpistas encabezadas por
Jeanine Áñez, en particular las masacres de Senkata, Sacaba y El Pedregal, así como la persecución política y el racismo.

Aseguró que en este nuevo período del gobierno del MAS, trabajarán entre todos para recuperar los niveles de crecimiento que el gobierno de facto hizo añicos.
‘Por eso daremos continuidad a la construcción de una economía plural y diversa que recupere, fortalezca y promueva todo el potencial que tenemos, iniciativas y capacidades de Bolivia desde lo comunitario de los pueblos originarios y campesinos, lo estatal, privado, cooperativo y de la amplia diversidad y cultural’, añadió Arce.
En materia de política exterior, señaló que su administración asumirá con fuerza los principios de la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, el no alineamiento y la plena igualdad jurídica y política de todos los Estados sin ninguna forma de subordinación.
Apostará, dijo, por una integración emancipadora y no subordinada que considere todos los ámbitos de la vida, desde la salud, la educación hasta la económica comercial.
Aseguró que reivindicará la integración Sur-Sur en un mundo globalizado en que no se imponga designios desde el Norte y propugnará la unidad política de la diversidad de América Latina y el Caribe para lo cual la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) es la mejor vía para conquistar tan noble e histórica causa.
Resaltó la resolución de 2014 de la Celac que declaró a América Latina y el Caribe como una zona de paz.

Choquehuanca, por su parte, abogó en su discurso por preservar los valores de la pluriculturalidad de Bolivia y sanar las heridas ocasionadas por el golpismo.
Instó al diálogo y la comunicación como principio del Vivir Bien cultivado por los pueblos originarios de este Estado Plurinacional.
‘Unirnos y reconocernos en el todo es el camino del ayer, hoy, mañana y siempre’, enfatizó Choquehunca al llamar a la unidad de los bolivianos luego del difícil año caracterizado por la persecución política, la estigmatización y el racismo hacia los pueblos indígenas como consecuencia del golpe de Estado.
Tras la investidura en la sede de la Asamblea Legislativa Plurinacional, Arce y su vicepresidente, Choquehuanca, fueron a la Casa Grande del Pueblo en el centro histórico de esta ciudad y sede del Órgano Ejecutivo, donde el nuevo mandatario agradeció a los visitantes por asistir a la ceremonia.
Más temprano, el Consejo Nacional de Amautas y Guías Espirituales inició los actos protocolares de posesión con una ceremonia ancestral en las inmediaciones de la Plaza Murillo.
Las autoridades indígenas pidieron a la Pachamama y al Tata Inti unidad, reconciliación entre los bolivianos y sabiduría a los nuevos gobernantes para sacar adelante al país y recuperarlo de la crisis que se encuentra sumido en la actualidad

‘Jamás será pisado el poncho, somos dueños legítimos de la Patria, los inquilinos nos quisieron engañar, pero no somos vengativos, los perdonamos, pero debemos reconciliarnos y espero que reflexionen’, manifestó el Abuelo Lucas, presidente vitalicio del Consejo de Amautas Ancestrales de Tiwanaku.
Durante esta jornada, calificada de histórica, miles festejaron la asunción del nuevo gobierno, con el cual el MAS y el pueblo comienzan a cerrar una de las crisis política más graves de las últimas décadas en esta nación.

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