Pueblos. Canarias: Algunas notas recogidas en una “Ponencia” II
Por Orestes Martí.
Continuamos ofreciendo algunas notas -extraídas de la ya mencionada “Ponencia” del activista social Manuel Rodríguez Hernández- y precisamos que tales notas citadas son “puntuales” y se corresponden a las visiones de su autor; no obstante, las consideramos de gran interés “histórico conceptual”. Hemos agregado además otras informaciones -publicadas en diversas plataformas tecnológicas- tanto para “contextualizar” mejor lo que -pensamos- ha querido expresar el autor de la ponencia, como las “visiones” que sobre algunos de estos temas, tienen otras personas.
“Segundo periodo: consolidación de los partidos políticos y desplazamiento de los movimientos sociales (década de los 80). Tras la llegada de los partidos políticos a las instituciones, se inicia un proceso irreversible de cambios políticos y sociales que llevan al debilitamiento del movimiento vecinal.
“La nueva Constitución Española, permitió el “juego democrático” y en las elecciones municipales de 1979 se generó una disputa entre las distintas opciones políticas, para colocar a los líderes más destacados del movimiento vecinal en las lista electorales y posicionarlos de forma partidista frente a sus vecinos.
“La constitución de gobiernos con tendencias ideológicas diversas, no frenó al movimiento vecinal, pero sí generaron estrategias para debilitar a las A.V. más combativas. Así se multiplicaron las AV en los barrios, poniendo a la cabeza de las nuevas AV a gentes afín a los gobiernos locales, para contrarrestar el poder del movimiento vecinal frente a las instituciones locales. Se “compraban voluntades” ofreciendo cargos y empleos públicos.
“A los presidentes de la nuevas AV afines al gobierno se les facilitaba los asuntos administrativos, información privilegiada, las reivindicaciones de las otras AV, creando una competencia desleal entre AV, para la reorientación y el control partidista, de la base social. Los partidos opositores, en los gobiernos locales, hicieron los mismo, crear en cada barrio AV afines a sus organizaciones. Todo este fenómeno genera fragmentación social.
“Las administraciones locales debilitan más el MV creando nuevos servicios culturales y sociales que, hasta ese momento, desarrollaban casi en exclusiva las asociaciones, y pusieron al frente de estos servicios a dirigentes vecinales que antes se ocupaban de ellos. Con esto, absorben a miembros de los sectores activos de las asociaciones que pasan a trabajar para ayuntamientos, cabildos y la comunidad autónoma, creando departamentos de cultura, de juventud, de ocio y fiestas, de juventud, deportes… Así logran cooptar a los grupos y personas más activas en detrimento de las iniciativas colectivas, para imponer los nuevos valores de las instituciones democráticas. Los partidos políticos recuperan el protagonismo y subordinan a los movimientos sociales.
“Se generaron profesiones nuevas dependientes de la institucionalidad, que interfieren, cuando no compiten, con la labor altruista e integradora que los movimientos vecinales realizaban. Se trataba de que las actividades y las protestas se realizaran dentro de los cauces que el sistema iba ofreciendo. Es en este periodo cuando aparecen los/as animadores/as socioculturales, educadores/as de calle, trabajadoras/es sociales, los consejos municipales de todo tipo (participación ciudadana, educación, de salud, de cultura… que nunca han funcionado).
“Esta nueva situación, de los que pretendían llegar al poder para cambiar el sistema, se convierte en tomar el poder para controlar, estar y “hacer lo que se pueda” a criterio de los que llegan y sus intereses partidarios o personales. De esta manera se pervierte las relaciones del movimiento asociativo con las instituciones, buscando relaciones clientelares bien para conseguir subvenciones, tratos de favor, beneficios políticos, favores personales. En definitiva, relaciones condicionadas donde la mayoría de las asociaciones pierden la independencia, la capacidad de presión social, de negociación y de concertación. Las condiciones terminan imponiéndolas los responsables institucionales.
“El debilitamiento del movimiento social viene dado por todas estas causas y genera menor número de asociados, falta de financiación, falta de infraestructuras, mayor dependencia de las instituciones, supresión de cauces de participación democráticos, desconfianza hacia las instituciones y actuaciones partidistas de directivos de las asociaciones. Escaso reconocimiento del activismo social altruista y desde algunas instituciones se siembra todo tipo de sospechas sobre las personas que mantienen un alto nivel de compromiso político social, al margen de la institucionalidad, (independientes).
“Se crean Federaciones de Asociaciones de Vecinos y de AMPAS, pero estas arrastran los problemas de sus federadas, aunque intentan sacar a flote problemas comunes de los distintos barrios y centros educativos, sus reivindicaciones sirven más a las instituciones para orientar su trabajo y sus inversiones, que a la transformación social de las ciudades y barrios.
“Sin embargo en Canarias se dan dos MS considerables:
“1.- En torno a la reivindicación de una universidad para Las Palmas, desde 1981, se empieza a crear una MS interclasista en base a una necesidad real. Este movimiento se manifestó el 7 de julio de 1982 que convocó a miles de personas en Las Palmas GC y el 19 de mayo de 1988 esta reivindicación llevó a las calles de la capital a más de 300 mil personas, fruto de la simbiosis del pueblo y las instituciones locales, que culminó con la creación de la universidad demandada.
Aunque el 7 de julio de 1982 Gran Canaria vivió la primera gran manifestación, fue el 19 de mayo de 1988 cuando se produjo la gran movilización por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
El 26 de abril de 1989 el Parlamento canario aprobó la Ley de Reorganización Universitaria, por el que se crea la ULPGC integrando los estudios de la Politécnica, el Colegio Universitario de Las Palmas y magisterio y empresariales adscritos a La Laguna, universidad que recurrió la decisión. Fuente: La Brújula.
“2.- El “No a la OTAN”. El anuncio del referéndum realizado en 1986 para incluirnos en la OTAN, generó un movimiento social en Canarias, digno de estudiar y que fue impulsado por el PCE, formando una amplia alianza con sectores populares, otras organizaciones políticas del ámbito de la izquierda, grupos nacionalistas, sectores populares y profesionales, etc. creando los comités anti-OTAN y la Comisión Ciudadana por la Paz, que llegaron a todos los pueblos de todas la Islas, a centros educativos y asociaciones de todo tipo con una amplia actividad cultural y participativa que dio su fruto, en Canarias.
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