Pueblos: Chile: recuerdos con virus
Por Orestes Martí
Refiriéndose a los reclamos del pueblo chileno decía ayer 11 de marzo, Manuel Cabieses Donoso en su artículo “Plebiscito: ¿ser o no ser?” -publicado en América Latina en movimiento: “No cabe duda: otra vez estamos frente a una trampa montada por la casta política al servicio de la oligarquía. La demanda de una Asamblea Constituyente -que nació bajo dictadura- fue esquivada y en su reemplazo nos imponen una Convención Constitucional que carece de la soberanía de una Asamblea. La Convención funcionará en una jaula de acero de limitaciones y reglas que castran el poder originario. El resultado -si el pueblo no derrota esta maniobra- será un esperpento de Constitución”.
Hoy día 12, la “Agencia informativa Latinoamericana Prensa Latina”, nos acerca nuevamente al escenario chileno con el despacho siguiente:
Con tensa jornada Chile recordó dos años de Piñera en el poder (+Video)
Santiago de Chile, 12 mar (Prensa Latina) Con una tensa jornada de protestas que se prolongó desde el amanecer del miércoles hasta la madrugada de hoy, Chile recordó el segundo aniversario del gobierno de Sebastián Piñera.
Tanto en Santiago como en decenas de ciudades a los largo del país, centraron las protestas las exigencias de la renuncia del mandatario, cuya gestión es rechazada por mas del 80 por ciento de la población y apenas cuenta con un respaldo del 10 por ciento según todos los sondeos.
En esta capital, las manifestaciones estuvieron protagonizadas en gran medida por jóvenes, convocados por las asociaciones estudiantiles, y que desde muy temprano ocuparon decenas de centros de la enseñanza medida y se manifestaron en las calles causando el cierre de importantes vías.
Asimismo frente al palacio de la Moneda, representantes de la Mesa de Unidad Social, que agrupó a más de un centenar de organizaciones de todo tipo, se manifestaron con banderas y pancartas exigiendo la renuncia de Piñera, un reclamo cada vez más presente en las manifestaciones.
Dirigentes sindicales, del Colegio de Profesores y otras organizaciones coincidieron en expresar a los medios que tras dos años de mandato el gobierno no cumplió con la promesa de campaña de ‘tiempos mejores’ para todos los chilenos y en cambio implementó políticas neoliberales que profundizaron las desigualdades.
Ello conllevó al estallido social del 18 de octubre de 2019, con un amplio pliego de demandas a las cuales el ejecutivo solo ha respondido con más represión y con algunas medidas que resultan insuficientes y que dejan intacto el modelo neoliberal que genera las grandes inequidades que padece la sociedad chilena, aseguraron.
A pesar del despliegue policial para evitar concentraciones en la Plaza de la Dignidad cientos de personas acudieron al lugar, donde fue desplegada una gran tela con la frase Renuncia Piñera.
Hasta allí también acudió acompañado por su familia y recibiendo grandes muestras de solidaridad, el joven universitario Gustavo Gatica, convertido en el mejor ejemplo de la desproporcionada represión policial, al perder la vista de sus dos ojos tras ser herido en el rostro por perdigones lanzados por carabineros.
Asimismo, durante toda la jornada fuertes choques entre manifestantes y carabineros ocurrieron reiteradamente incluso en las calles aledañas al palacio de La Moneda, donde las fuerzas especiales arremetieron como bombas lacrimógenas, gas pimienta y chorros de agua e incluso invadieron con sus vehículos los paseos peatonales del centro de la urbe.
Decenas de detenidos, el cierre de más una decena de estaciones en varias líneas del Metro, la suspensión del servicio de ómnibus urbanos en amplias zonas del centro y barrios de la periferia, cortes del tránsito con barricadas en las vías más importantes y el cierre adelantado de muchos locales comerciales fueron resultado de la tensa situación.
En paralelo, durante la noche y madrugada se reportaron desmanes provocados por bandas organizadas que asaltaron numerosos comercios y establecimientos en varias zonas de la ciudad, casi siempre en total impunidad ante la escasa o nula presencia de las fuerzas policiales.
Y es que como ya es costumbre en los gobiernos impopulares, o bien se habla de deportes, o bien de enfermedades, o sencillamente se busca cualquier otro pretexto para desviar -o al menos tratar de hacerlo- la atención de lo que sucede y que puede dar al traste con tales impopulares gobiernos. Y como hemos señalado con anterioridad, en esta oportunidad el podrido régimen chileno de Piñera hecha mano del COVID-19.
PIÑERA y el virus de la desvergüenza
Por Juan Pablo Cárdenas S.:
Leo el testimonio de un médico italiano que se muestra sorprendido por la alarma pública que ha provocado en Chile el Coronavirus. Nos dice que él vive y trabaja en uno de los países que tiene altos índices de infectados y que allí la población parece tener plena conciencia de que se trata de uno de los virus más benignos y con más baja letalidad, como lo demuestran, por lo demás, todas las cifras mundiales. Nos advierte que la histeria provocada en Chile es completamente exagerada, si se considera que al escribir estas líneas solo tenemos cuatro casos de pacientes que habrían portado el mal desde el extranjero y todos, hasta aquí, ya se encuentran muy lejos de arriesgar sus vidas.
Desde La Moneda, el Coronavirus le ha ofrecido una oportunidad magnífica al presidente Piñera y a sus subordinados para atemorizar al país y tratar de ponernos a todos en ascuas frente a un riesgo mucho menor que el provocado por los miles de pacientes que mueren esperando atención en los hospitales públicos y por los que seguirán falleciendo a diario por la influenza y otras enfermedades de alta letalidad. El propio jefe de estado no cesa de hablar y dictar cátedra sobre este tema para evitar seguramente un pronunciamiento sobre las acuciantes demandas sociales de nuestra población y que son las culpables de los padecimientos de los millones de pensionados, los cientos de miles de niños infectados por las drogadicciones y la miseria. Además de las víctimas que aumentan por el maltrato cotidiano y criminal que Carabineros ejerce sobre los que han debido salir a las calles a reclamar por sus derechos conculcados, por los abusos de los poderosos y la corrupción de los gobernantes.
Con la prensa adicta, Piñera, el ministro de Salud y otra serie cómplices copan los canales de televisión con noticias alarmistas que desplazan a las que son realmente importantes en Chile y el mundo. Noticiarios, matinales y toda suerte de programas para cumplir con este propósito. Supuestos periodistas o noteros abyectos que ven en este tema una verdadera oportunidad mantener sus puestos de trabajo, cuando ya el Festival de Viña se ha esfumado y los embustes sobre Venezuela y otros países perdieron atractivo. Nunca tantos profesionales de la salud y de otras especialidades han tenido espacios tan exquisitos en los medios de comunicación para obtener clientes. Tal como los laboratorios, farmacias y clínicas para especular con los precios de aquellos productos o fármacos que pudieran ser útiles para el día en que la epidemia y pandemia “golpee” a nuestro país.
De lo que se trata es atemorizar a la población para que se quede quieta ojalá la mayor parte de su tiempo y en sus casas. Para que se suspendan los espectáculos masivos donde la rechifla y las consignas contra Piñera crecientemente superan los aplausos a los deportistas y artistas. Para ello, las autoridades han llegado a hacernos un ofertó de licencias médicas para quienes se sientan afiebrados, nerviosos o temerosos de haber contraído un mal que en el mundo jamás podrá superar la cifra de muertos o mutilados por las guerras y desastres naturales.
Como tampoco la de los cientos de miles o millones de latinoamericanos afectados por las diversas pestes; la de los millones de africanos y asiáticos asesinados por el hambre y las políticas neoliberales o la de los cientos de miles de europeos o estadounidenses que se suicidan o fallecen por el hartazgo de sus hábitos culinarios y vicios.
Algunas autoridades de Gobierno y de la derecha más recalcitrante hasta manifiestan su esperanza de que se posterguen el itinerario institucional, el plebiscito y las próximas elecciones, ya que estos eventos podrían constituirse en un fatal “caldo de cultivo” del Coronavirus, si se piensa, por ejemplo, en los recintos de votación, las reuniones y manifestaciones. Evidenciando con ello el temor que le tienen a que el país se infecte realmente de buenas ideas, y el descontento social y las movilizaciones sean el ariete de los cambios tan soñados. Del “Chile Nuevo” que Mariano Puga, nuestro ejemplar sacerdote obrero, visualiza en su agonía. Ahora que el pueblo, según él, ha despertado.Lo que más debiera intimidarnos, en realidad, son las alucinaciones y la desvergüenza de Sebastián Piñera, que ya no es capaz, siquiera, de percibir el rubor que provoca hasta en sus más cercanos seguidores sus delirantes y desatinadas alocuciones en que, además de su obsesión por el Coronavirus, se traiciona en su machismo rampante y otros des criterios que lo han convertido en el principal hazmerreír del país.