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11 min readJul 11, 2021
Foto: Correo de la Unesco

Pueblos. Sector primario, Medioambiente, biodiversidad y una llamada de atención.
Por Orestes Martí y Fernando Alemán.

Si hacemos una búsqueda en la Red de redes del concepto “medioambiente o medio ambiente”, nos aparecerá según las Definiciones de Oxford Languages, lo siguiente: “nombre masculino; Conjunto de circunstancias o factores físicos y biológicos que rodean a los seres vivos e influyen en su desarrollo y comportamiento; la degradación del medioambiente

Por su parte, en general se entiende por Biodiversidad a “la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otros, los ecosistemas terrestres y marinos y otros sistemas acuáticos, y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas”.

A nuestras manos ha llegado el último número de la Revista “El Correo de la UNESCO” — julio-septiembre 2021 — cuyo contenido -principalmente en sus enlaces-, vamos a compartir con nuestros amables lectores.

Biodiversidad: restaurar nuestro vínculo con los seres vivos

Introducción
Agnès Bardon, UNESCO

Hace mucho tiempo que se documentan y se conocen los males que afectan a nuestro planeta: rarefacción de algunas especies, merma de los espacios naturales, contaminación de los suelos y el agua, alteración de los ecosistemas bajo los efectos del cambio climático… y, sin embargo, todavía no se han puesto en marcha medidas de gran envergadura a escala planetaria.
A fin de impulsar los esfuerzos que se están llevando a cabo para hacer frente a estos fenómenos, las Naciones Unidas han proclamado el Decenio sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021–2030)(link is external). La degradación del medio ambiente natural será, además, el tema central de dos importantes reuniones en 2021: el Congreso Mundial de la Naturaleza (link is external)organizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que tendrá lugar en septiembre en Marsella (Francia), y la crucial 15ª Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP 15)(link is external), cuya celebración está prevista para mediados de octubre en Kunming (China). Las 196 partes tendrán por misión adoptar un “Marco mundial para la diversidad biológica posterior a 2020(link is external)”, es decir, fijar la dirección de la comunidad internacional para mejorar la protección de los ecosistemas de aquí a 2050.
Una degradación sin precedentes
Nos hallamos ante una situación de emergencia. En mayo de 2019, la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) presentó un panorama alarmante. Los hechos y cifras consignados en su informe de evaluación mundial muestran que la salud de los ecosistemas se está degradando a un ritmo desconocido hasta ahora. Los expertos de esta plataforma, que cumple para la biodiversidad la misma función que el IPCC para el cambio climático, señalan que “las actividades humanas están poniendo en peligro de extinción a más especies vivas que nunca”.
Esas actividades han alterado un 75% del medio ambiente terrestre y un 66% del marino. De los ocho millones de especies vivas del planeta hay actualmente un millón en peligro de extinción, lo que significa que en los años venideros puede desaparecer una especie animal o vegetal por cada ocho existentes.
Los principales factores son las actividades humanas, principalmente la conversión de los espacios naturales en tierras de cultivo y zonas de urbanización, seguida por la explotación de los recursos naturales y la contaminación de los suelos, el agua y la atmósfera.
Calificado de factor agravante de la degradación de la naturaleza durante mucho tiempo, el cambio climático se considera hoy un riesgo real cada vez más amenazador. Provoca, entre otros efectos, el desplazamiento de algunas especies hacia los polos, las cumbres de las montañas y las aguas profundas de los océanos. Las especies invasoras son también un factor de extinción masiva, especialmente en las islas, donde devastan la flora y la fauna autóctonas.
Tejer nuevos vínculos con la naturaleza
El declive de la biodiversidad pone en juego nuestra capacidad de alcanzar de aquí a 2030 una buena parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas. Dicho sea sencilla y claramente, hace peligrar nuestro futuro porque las aportaciones de la naturaleza son imprescindibles para la existencia de la humanidad. Un solo dato resume esta dependencia: el 75% de los cultivos alimentarios depende en parte de la polinización. Los océanos, los suelos y los bosques absorben un 60% de las emisiones de CO2 que producimos.
Las poblaciones más pobres están en primera línea de los cambios que afectan al medio ambiente. Custodios vigilantes de al menos una cuarta parte de las tierras del planeta y más de un tercio de los territorios aún poco alterados por las actividades humanas, los pueblos indígenas velan por la conservación de un patrimonio natural cada vez más codiciado por sus recursos naturales.
Además, esos pueblos son a menudo depositarios de conocimientos y prácticas que merecen ser preservadas y apreciadas, tal y como preconiza el Programa sobre Sistemas de Conocimientos Locales e Indígenas (LINKS) de la UNESCO que lleva a cabo una serie de actividades en este ámbito. Los conocimientos de los inuits sobre la capa de hielo marino, la agricultura itinerante practicada por los karen del norte de Tailandia o la capacidad de predecir el tiempo y el clima de los pastores nómadas del África Oriental atestiguan cuán pertinente es la sabiduría indígena para lograr que el ser humano aprenda a respetar el equilibrio del medio ambiente.
Confiar en los seres vivos
Aunque son muchos los indicadores que lanzan señales de alarma, también hay algunas buenas noticias. La actualización de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha puesto de relieve que algunas especies vivas se están recuperando gracias a políticas de conservación eficaces, e incluso están mostrando una capacidad de resiliencia inesperada adaptándose a entornos como zonas urbanas, radicalmente diferentes de sus ecosistemas primitivos.
Con la designación de un número cada vez mayor de zonas protegidas en todo el mundo la humanidad se esfuerza por preservar los ecosistemas. Los sitios del Patrimonio Mundial, las Reservas de Biosfera y los Geoparques de la UNESCO abarcan hoy en su conjunto unos diez millones de kilómetros cuadrados, una superficie equivalente a la del territorio de China.
El Convenio sobre la Diversidad Biológica va aún más lejos: en el primer anteproyecto del “Marco mundial para la diversidad biológica posterior a 2020”, elaborado con vistas a la COP15, se propone a las 196 partes que se comprometan a proteger por lo menos un 30% de la superficie del planeta de aquí a 2030. El documento también preconiza que se suprima, como mínimo, un 50% de las contaminaciones por productos químicos y plásticos, y que se reduzca a la mitad la progresión de las especies invasoras en algunos de sitios prioritarios.

-Las reservas de biosfera cumplen 50 años
-Integrar el medio ambiente en los programas escolares de aquí a 2025

Lecturas complementarias:
Reparar la vida marina, El Correo de la UNESCO, enero-marzo de 2021
La humanidad es una fuerza geológica, El Correo de la UNESCO, abril-junio de 2018
Alta tecnología siku, El Correo de la UNESCO, enero-marzo de 2019

La agroindustria intensiva en el noreste de Brasil (región de Matopiba) es la causa principal de la deforestación masiva del Cerrado, uno de los ecosistemas de mayor diversidad en el mundo.

El ser humano, responsable del medio ambiente
John Vidal

Escritor, periodista y antiguo cronista de medio ambiente del diario británico The Guardian
La destrucción de los ecosistemas no es solamente una mala noticia para el planeta, también lo es para la salud humana. La aparición de la epidemia de COVID-19 en 2020, supone otra manifestación de la proliferación de zoonosis, las enfermedades de los animales que se transmiten al hombre.

Los pescadores moken de las islas Surin, frente a la costa oeste de Tailandia, construyen arrecifes artificiales bajo el agua con hojas de palmera para atraer a los peces

Pueblos indígenas, vigilantes lúcidos de la biodiversidad
Peter Bates

Unidad de apoyo técnico de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad
y los Sistemas Ecosistémicos sobre los conocimientos locales e indígenas, del programa Sistemas de conocimientos locales e indígenas, UNESCO
Prasert Trakansuphakon
Asociación Pgakenyaw para el Desarrollo Sostenible, Tailandia.
Más de la cuarta parte de las tierras del planeta están en manos, son habitadas o son administradas por poblaciones autóctonas. Aunque sus saberes se benefician de un reconocimiento cada vez mayor, rara vez son tenidas en cuenta por los investigadores y los responsables políticos.

Edward Norton, Embajador de Buena Voluntad de Naciones Unidas para la Biodiversidad, en una rueda de prensa sobre la pérdida de la biodiversidad global, en 2010 en Nueva York.

Edward Norton: “La historia tratará severamente a quienes niegan los hechos”
Entrevista realizada por Mila Ibrahimova, UNESCO
El deterioro de la diversidad biológica amenaza al porvenir de la humanidad. Y sin embargo, a pesar de las reiteradas advertencias, la búsqueda de los beneficios económicos continúa y nuestros estilos de vida permanecen inalterados.
El actor Edward Norton, infatigable defensor del planeta y Embajador de Buena Voluntad de las Naciones Unidas para la Diversidad Biológica, aboga por un cambio de rumbo

La androsacea de Suiza (Androsace helvetica), una planta endémica de los Alpes típica de las laderas rocosas, en la cumbre de Piz Quattervals, en Suiza.

Una revolución silenciosa: la migración de las especies
Jonathan Lenoir

Investigador en ecología en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) y basado en la Universidad de Picardia Jules Verne (UPJV), Francia
Menos espectaculares y más desconocidos que el retroceso de los glaciares o el deshielo, los cambios que afectan a la distribución de las especies tienen, sin embargo, consecuencias directas en nuestra alimentación y nuestra salud.

‘La extinción de los animales no es un juego’, obra del dibujante francés Olivier Ploux. © Olivier Ploux / Cartoon Movement

Remco van Merm: “La protección de las especies sufre una falta de recursos”
Entrevista realizada por Agnès Bardon, UNESCO
Aunque muchas especies están en peligro de extinción, otras, en cambio, están proliferando gracias a medidas de conservación. Pero para conseguir un gran éxito, es preciso combinar un enfoque a largo plazo con los recursos necesarios y la voluntad política, tal como explica Remco van Merm, coordinador de fondos para la preservación de especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Un bebé gorila en el Bosque impenetrable de Bwindi, en Uganda, en 2019

En África, los gorilas de montaña vuelven a la escena
Baker Batte Lule

Periodista en Kampala, Uganda
En el macizo de los los Montes Virunga, una zona de 450 km2 situada en la confluencia de las fronteras de Uganda, la República Democrática del Congo y Ruanda, la población de gorilas de montaña se encontraba en peligro de extinción por la caza furtiva, la propagación de enfermedades y la deforestación. La adopción de medidas eficaces de conservación con la implicación de las comunidades locales ha conseguido un aumento del número de individuos de esta especie emblemática.

El gecko de la isla Rábida, en el archipiélago de las Galápagos (Ecuador), que se pensaba que se había extinguido, reapareció tras la erradicación de las ratas en la isla.

Las islas, frágiles escaparates de la biodiversidad
Dena R. Spatz

Científica especializada en conservación de la organización “Pacific Rim Conservation”, Estados Unidos
y Nick D. Holmes
Investigador de la organización The Nature Conservancy, Estados Unidos
Aunque representan solamente una pequeña porción de las tierras emergidas del planeta, las islas albergan buena parte de la biodiversidad mundial. Pero numerosas especies insulares corren peligro de extinción por la presencia de especies invasoras. Para preservar la riqueza natural excepcional de estos ecosistemas, se han puesto en marcha diversas medidas de conservación.

Con solamente 1.012 individuos en estado salvaje en 2017, la marsopa lisa figura en la Lista Roja de las especies en peligro de extinción de la UICN.

China se afana en salvar a los cetáceos del Yangtsé
Wang Ding

Profesor del Instituto de Hidrobiología de la Academia de Ciencias de China, secretario general del Comité Nacional Chino para el Programa de la UNESCO sobre el Hombre y la Biosfera (MAB), miembro del Grupo de especialistas en Cetáceos de la Comisión de Supervivencia de las Especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (CSE/UICN) y del Comité Nacional Chino de DIVERSITAS
Desde que en 2002 murió en cautividad el último ejemplar de baiji, un delfín de agua dulce del Yangtsé, la especie se dio por extinguida. Actualmente se están llevando a cabo enormes esfuerzos para salvar a la marsopa sin aleta, otro cetáceo que vive aún en las aguas de este gran río de China.

Un pequeño marsupial rescatado de las llamas en la región de las Montañas Snowy, en el sureste de Australia.

Australia: prueba de fuego
Gary Nunn

Periodista radicado en Sidney, Australia
Millones de hectáreas de vegetación devoradas por las llamas y cerca de 3.000 millones de animales desaparecidos: el balance de los enormes incendios forestales de 2019–2020 es terrible. La biodiversidad australiana tardará en reponerse de esta prueba, sobre todo si las condiciones climáticas de los próximos años no operan a su favor.

Algunas especies son capaces de adaptarse rápidamente al medio urbano, como estas dos cotorras posadas en un balcón de París.

Bajo los adoquines, las especies salvajes
Loïc Chauveau
Periodista especializado en asuntos medioambientales en París, Francia
Es una paradoja: aunque la urbanización es una de las causas principales de la destrucción de la diversidad biológica, las ciudades sirven ahora de refugio a especies silvestres cuyos ecosistemas naturales se han deteriorado. En el futuro, podrían convertirse en polos de conservación de la biodiversidad, siempre que se apliquen políticas de preservación.

ZOOM
El sagrado lago Titicaca revela sus secretos
Fotos: Teddy Seguin / Universidad Libre de Bruselas
Texto: Katerina Markelova, UNESCO.
En 2014 se extrajo de las aguas del lago Titicaca, prácticamente intacta, una arqueta de ofrendas incaica en piedra que llevaba cinco siglos sepultada bajo el agua, a seis metros de profundidad. Dentro de ella se encontraron dos símbolos de la religiosidad y el poderío del Imperio Inca: una minúscula figura de una llama y una pequeña lámina de oro enrollada en forma de cilindro.
Situado a 3.810 metros de altura en la cordillera de los Andes, el lago Titicaca sirve en parte de frontera natural entre Bolivia y Perú, y fue un sitio central de la mitología de dos poderosos estados prehispánicos: la civilización de Tiwanaku, que llegó a su apogeo en el periodo 600–1050 de nuestra era; y el Imperio Inca, que alcanzó su mayor expansión entre los siglos XV y XVI.
Desde 2012, Bolivia y la Universidad Libre de Bruselas (ULB) están patrocinando una misión de exploraciones subacuáticas en el Titicaca llevadas a cabo por un equipo internacional de buzos arqueólogos, encabezado por el Dr. Christophe Delaere. Con el apoyo de las autoridades bolivianas y la colaboración de la población local se han podido detectar hasta el momento 25 nuevos vestigios de sitios culturales sumergidos, entre los que destacan lugares de ofrendas ceremoniales, viviendas palustres ancestrales y el primer puerto prehispánico conocido. Ya se han catalogado y estudiado más de 20.000 objetos extraídos. Para que el público pueda acceder a este patrimonio excepcional, la misión Titicaca, con el asesoramiento de la UNESCO, prevé la construcción de un museo subacuático.
Los vestigios arqueológicos subacuáticos son testimonios irreemplazables de la historia de la humanidad. Sin embargo, gran parte de ese patrimonio corre el peligro de ser saqueado. La Convención de la UNESCO sobre la protección del Patrimonio Cultural Subacuático, adoptada en 2001, ofrece un marco jurídico adecuado para preservar esos vestigios que yacen desde hace siglos.

Este fotorreportaje se publica con motivo de la celebración del vigésimo aniversario de la Convención de la UNESCO sobre la protección del Patrimonio Cultural Subacuático, adoptada el 2 de noviembre de 2001.

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