Red Social Integrada (RSI) Martianos. 171 Aniversario (XVII)
Por Orestes Martí y Fernando Alemán
En el mes de enero del año 2016, la Maestra Elsa Vega Jiménez, Coordinadora General del Red Social Territorial Martianos en Canarias. activa participante en las actividades de la Red Social Integrada Martianos publicó en Canarias Semanal el artículo “JOSÉ MARTÍ, RUBÉN DARÍO Y TOMÁS MORALES: TRES MIRADAS AL MODERNISMO”
Ya en aquella oportunidad, Vega Jiménez aseguraba “Entre Tomás Morales y José Martí existen muchas similitudes”. Y es que la destacada escritora cubano canaria, ha dedicado una gran parte de su valioso tiempo a desarrollar toda una investigación sobre el “Modernismo” y el papel del Héroe Nacional de Cuba no sólo como político republicano democrático, ensayista, periodista y filósofo, fundador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra de Independencia de Cuba, durante la que murió en combate; sino a quién se ha considerado el iniciador del modernismo literario en Hispanoamérica.
Tomando en cuenta estos antecedentes, hemos pedido a la Maestra y ex catedrática de la Universidad Pedagógica de Lenguas Extranjeras — en La Habana, Cuba — Elsa Vega Jiménez, nos enviara para su publicación en homenaje al 171 Aniversario del nacimiento del más universal de los cubanos, su estudio “José Martí y Tomás Morales: confluencias y diferencias”. A continuación la ponencia de Vega Jiménez presentada en La Universidad de Verano -hace 2 años, en Maspalomas-, organizada por la ULPGC.
Sobre el Modernismo y acerca de estos dos isleños, destacados representantes de esa corriente artístico literaria, hay tantas páginas en circulación que al pretender escribir algo nuevo el autor se enfrenta al riesgo de ser repetitivo.
En este trabajo no se analizan las características del Modernismo ni las obras aquí reflejadas; el énfasis estará centrado en mostrar cómo pueden encontrarse similitudes y diferencias al reflejar la modernidad en sus producciones poéticas.
La realidad parecía indicar que, en Hispanoamérica, de nuevo se impondría el “eurocentrismo” porque, agotado el Romanticismo, Francia atraía las miradas con el parnasianismo y el simbolismo.
Hispanoamérica no está ajena a lo que ocurre en el mundo. España, con un atraso secular acumulado en los órdenes socio económico, político, científico, cultural, filosófico, religioso, acusa un inmovilismo mental con su consiguiente reflejo en la lírica, (algo de Galdós era rescatable) nada puede ofrecer en cuanto a novedad en la expresión poética. No es un paradigma.
Algunos poetas hispanoamericanos necesitan comunicar sus inquietudes, reflejar sus sentimientos, actualizarse, socializar sus obras, exteriorizar sus “almamotos” ¿qué hacer? Pues no romper la tradición, imitar. Centran sus miradas en Francia.
Tres siglos como pueblos colonizados habían acostumbrado a la mayor parte de los que podían acceder a la lectura de obras a degustar traducciones de novelas, imitaciones, y trabajos que no exigiesen actividad inteligente al cerebro. Para los niños había que contar, en lo fundamental, con traducciones de Andersen y de los hermanos Grimm. Martí entiende imprescindible dar un vuelco a las agendas editoriales con la inclusión de temas que exijan mover el intelecto a los escritores y al lector. Lo pone en práctica en todo cuanto crea.
José Martí (1853–1895). Universitario, de vasta cultura, cercana a la enciclopédica. Entre otras actividades para ganar el pan hace periodismo desde muy joven, pero se estrena como profesional del periodismo en 1875, en México. Desde ese momento, y hasta 1895, muestra en sus colaboraciones lo que en teoría proclama: “la palabra no es para encubrir la verdad, si no para decirla”1 … “toca a la prensa fundamentar enseñanzas”2. Con él no ha nacido en la América hispana solo un periodismo de combate, comprometido, de denuncia, ha llegado el crítico social, el divulgador cultural, el creador revolucionario de una nueva forma de decir en español. Junto a la crítica, sugiere la solución.
Se percata del error en que están incurriendo los creadores y comienza una batalla campal que dura más de dos décadas en diferentes medios de prensa de habla hispana e inglesa, para alertar sobre los peligros de la imitación.
Al hacer los enjundiosos y esclarecedores comentarios, útiles hasta hoy para traductores y escritores, a la traducción de “Mes fils”, de Víctor Hugo, en 1875, expresa: “Yo anhelo escribir con toda la clara limpieza, y elegancia sabrosa, y giros gallardos del idioma español; pero cuando hay una inteligencia que va más allá de los idiomas, yo me voy tras ella, y bebo de ella, y si para traducirla he de afrancesarme, me olvido, me domino, la amo y me afranceso.3
Él domina cuatro lenguas muertas y cinco modernas, el francés es como su lengua materna, o sea, le sería muy fácil afrancesarse, pero ama su lengua vernácula, en ella están contenidas la cultura, en voces, de una nación y la identidad personal.
Mientras reside en Guatemala, 1878–1879, aprovecha la cátedra universitaria, la prensa, la poesía, para fundamentar enseñanzas con enfoque latinoamericanista, original. Nos legó el folleto “Guatemala” con hondo respeto por lo originario.
En julio de 1881 crea la “Revista Venezolana”. De corta vida, solo pueden salir a la luz dos números, pero en ambos quedan explícitas las intenciones de la publicación: dar a conocer a los pueblos latinoamericanos las riquezas que poseen, las potencialidades, capacidades y habilidades para que sintieran orgullo de sus orígenes y comprendiesen que no tenían nada que envidiar a otras culturas.
En noviembre de 1883, en un artículo suyo, en “La América”, de Nueva York expresa: “… en llevar el amor a lo útil, y la abominación de lo inútil, a las escuelas de letras; en enseñar todos los aspectos del pensamiento humano en cada problema, y no, con lo que se comete alevosa traición, un solo aspecto; en llevar solidez científica, solemnidad artística, majestad y precisión arquitecturales a la literatura. ¡Solo tales letras fueran dignas de tales hombres!
La literatura de nuestros tiempos es ineficaz, porque no es la expresión de nuestros tiempos. ¡Ya no es Velleda (), que guía a las batallas, sino especie de Aspasia! (*).
¡Hay que llevar sangre nueva a la literatura!” 4
Para Martí, la modernidad exige a la creación originalidad, autenticidad. Las formas y los contenidos de la poesía han de ser los que canten, con belleza, ritmo, sensibilidad, musicalidad, la cruda realidad de la época y de cada país. Escribe: “se ha de escribir viviendo, con la expresión sincera del pensamiento libre, para renovar la forma poética”5.
El periodista, -también escritor y poeta-, sabe cuánto urge que los pueblos latinoamericanos encuentren la forma propia de cantar y contar sus respectivas experiencias vitales.
¿Qué hay detrás de este afanoso deseo de Martí? Él, desde la niñez, luchó con los medios a su alcance para lograr la independencia de su patria esclavizada, amordazada, pero no se conformaba con ver a Cuba liberada de España. En 1882, declaró a su amigo venezolano Fausto Teodoro de Aldrey, en carta de despedida: “De América soy hijo, a ella me debo”6. El objetivo colateral de su lucha era lograr la emancipación mental de los hombres y mujeres hispanoamericanos para que la colonia no continuase viviendo en la República. Y la imitación era una librea a las inteligencias.
“Los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses. Porque les falta el valor a ellos, se lo niegan a los demás. …Estos nacidos en América, que se avergüenzan, porque llevan delantal indio, de la madre que los crió y reniegan, ¡bribones!, de la madre enferma, ¡y la dejan sola en el lecho de las enfermedades! …, ¡Estos delicados, que son hombres y no quieren hacer el trabajo de hombres!7
Llamó “sietemesinos” a quienes se avergonzaban del hombre originario de América, su cultura, sus cosmogonías, sus costumbres, sus modos
Este comentario lleva directo un mensaje a gobernantes y escritores que trasplantan, para gobernar o hacer literatura, normas y formas poéticas llegadas de Estados Unidos y de Francia, que no fueron pocos, con Domingo F. Sarmiento y Rubén Darío a la cabeza. Reivindicó lo aborigen con orgullo. Sí, él aplicó nuevas formas, modernas, venidas de afuera, a contenidos literarios que otros desdeñaban en la búsqueda de cantar lo mitológico, lo foráneo.
Y decía: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas”8.
Además, un peligro reciente, mayor, acechaba (y acecha) a esos pueblos recién liberados del yugo español, los Estados Unidos se sienten con derecho a erigirse en los nuevos amos, y no se esconden en declarar sus apetitos hegemónicos.
Como puede observarse, la realidad hispanoamericana, hasta hoy, dista mucho de ser la europea, por ello, la literatura no puede permanecer ajena al poder que tiene no solo para reflejar la sociedad, sino también para denunciar y combatir sus defectos.
En Hispanoamérica, donde se generó el Modernismo, y hacia el resto del mundo hacia donde se extendió, un gran número de escritores empujados por los cambios de la sociedad, asumió el reto de abandonar paulatinamente el caduco Romanticismo y encauzar sus creaciones literarias bajo renovados criterios artísticos. Asumieron nuevos cánones estéticos, pero el Modernismo no es heterogéneo en cuanto a cómo reflejar la realidad.
La gran mayoría prefirió adoptar o adaptar el producto lírico ofrecido por Francia. En carta a María Mantilla sobre los poetas que fueron sus contemporáneos declaró: “leo pocos versos, porque casi todos son artificiales o exagerados, y dicen en lengua forzada falsos sentimientos, o sentimientos sin fuerza ni honradez, mal copiados de los que sintieron de verdad.”9
Estos pocos párrafos pretenden presentar la esencia humanista de la formación poética de Martí en íntima comunión con su identidad latinoamericanista: “De América soy hijo, a ella me debo”10. Pensamiento, palabra y acción son los tres lados de la indivisible pirámide cuya base es su condición de independentista, educador y poeta, entre otros no menos importantes valores. Un aspecto condiciona el otro.
En esta oportunidad se ejemplificará con algunas muestras cómo reflejaron la modernidad en sus obras José Martí y Tomás Morales, cubano de origen canario Martí, nativo canario con formación europea Morales, isleños ambos que vivieron cerca del mar.
Desde que se instala en Nueva York, en 1882, Martí se multiplica, en diferentes momentos y a veces simultáneamente, desarrolla un amplio espectro de importantes tareas. Organiza la guerra necesaria para independizar a su patria, imparte clases, hace periodismo para más de veinte publicaciones, traduce libros, cumple actividades diplomáticas en representación consular de Argentina, Uruguay y Paraguay, escribe poemas, en 1882 publica una joya literaria modernista escrita en 1881 en Venezuela: “Ismaelillo”, poemario dedicado a su hijo ausente.
En 1885 ve la luz su única novela, “Amistad funesta” o “Lucía Jerez”. En apariencia carece de muchos valores literarios, su mérito estriba en que los personajes creados por él en nada se parecen a los de la literatura de la época, estos son de carne y hueso, tal vez hay en ellos mucho del autor. Después de él, otros en la América hispana continuaron mejorando la narrativa en lengua española.
Prepara íntegramente y publica, de julio a septiembre de 1889, cuatro números de una revista que marca un antes y un después en la literatura de habla española para niños: “La Edad de Oro”. Instruye y entretiene sin la mojigatería al uso. Ciencia, historia, literatura universal y, la presencia imprescindible del mundo hispanoamericano, de las hazañas de sus grandes hombres.
Mensajes implícitos y explícitos para que al joven lector lleguen la ciencia y el conocimiento del mundo mientras en él se vaya conformando un sentido de orgullosa pertenencia a la zona geográfica donde nació. La esencia martiana rechaza todo cuanto no sea originalidad y sentimientos de identidad nacional, en su caso, continental.
Asiste, como espectador, al “hacimiento” de los primeros rasgos del imperialismo, al creciente y pujante apetito expansionista de los Estados Unidos: “viví en el monstruo y le conozco las entrañas”11.
Todo cuanto le rodea impresiona sus sentidos. Los tiempos que se viven exigen a la literatura en general y a la poesía en particular ser cronistas de la época.
Martí posee una sólida formación humanista. Desde su paso por el colegio “San Anacleto”, de los siete los doce años, conoce a los clásicos de la antigüedad, los estudia, los traduce, en su obra hay una clara influencia de Fedro, de los clásicos españoles, de los ingleses, de Víctor Hugo, de Walt Whitman, de Emerson y otros, sin embargo, no los imita, aprende de ellos, reelabora, y el producto poético que ofrece no es una copia sino un cantar optimista, con música nueva, los problemas acuciantes que se viven en las tierras mestizas de América y en el colosal vecino blanco del norte, ese que las desdeña. Véanse unos fragmentos del poema en que refleja sus vivencias en nueva York, -no difieren demasiado de los cambios operados en todas las grandes ciudades- a finales del siglo XIX.
“Amor de Ciudad Grande”
De gorja son y rapidez los tiempos.
Corre cual luz la voz; en alta aguja,
Cual nave despeñada en sirte horrenda,
Húndese el rayo, y en ligera barca
El hombre, como alado, el aire hiende.
¡Así el amor, sin pompa ni misterio
Muere, apenas nacido, ¡de saciado!
Jaula es la villa de palomas muertas
Y ávidos cazadores. Si los pechos…
Se ama de pie, en las calles, entre el polvo
De los salones y las plazas; muere
La flor que nace. Aquella virgen…
O si se tiene sed, se alarga el brazo
Y a la copa que pasa se la apura!
No son los cuerpos ya sino desechos,
Y fosas, y jirones! Y las almas
No son como en el árbol fruta rica
En cuya blanda piel la almíbar dulce
En su sazón de madurez rebosa,
Sino fruta de plaza que a brutales
Golpes el rudo labrador madura!
¿Qué es lo que falta
Que la ventura falta? Como liebre…
¡Me espanta la ciudad! ¡Toda está llena
¡De copas por vaciar, o huecas copas!12…
La modernidad, con sus adelantos, trae progreso indiscutible en el orden material, pero viene maridada con cambios de valores que van en detrimento de la ética: el amor se banaliza, la prostitución se hace pública y cada vez son más jóvenes las mujeres que la practican, se disfruta el placer de lo efímero y las almas se corrompen, se descuida el cultivo de la espiritualidad, se pregunta el poeta ¿qué es lo que falta que la ventura falta? Y como cierre, su declaración de principios: ¡Tomad vosotros, catadores ruines…/Tomad! ¡Yo soy honrado y tengo miedo! 13
Walt Whitman era uno de los más destacados poetas norteamericanos de la segunda mitad del siglo XIX, pero toca a Martí, al establecerse en esa nación, darlo a conocer a los hispanohablantes en sus colaboraciones periodísticas.
Martí lo disfruta en inglés, pero hace la crítica sobre su obra en español. Hasta ahora, la primera referencia al poeta Whitman aparece en “La Opinión Nacional”, de Caracas, el 15 de noviembre de 1881 (Martí, José. Obras completas. Tomo 23:81). Le siguen varias en diferentes periódicos y en cartas personales, hasta 1890. En todas las ocasiones y en el transcurso de los años va dando a conocer cualidades de la poesía cultivada por Whitman, el poeta que practica “la poesía de la libertad”14.
El periodista iba dosificando la información, pero en una crónica-ensayo para “El Partido Liberal”, de México, publicada en 1887, se extiende en un amplio análisis de “Leaves of Grass” (Hojas de Hierba) y es abundante en elogios para el talento creador de Walt Whitman.
Véanse en síntesis algunas características de la poesía del poeta estadounidense altamente valoradas por el poeta cubano durante al menos un decenio: su manejo del ritmo es diferente, como él lo ve, distribuye las ideas en grupos musicales asimétricos. Su irregularidad es aparente. Una estrofa puede tener 5 versos, la siguiente 14, se opone a los cánones académicos en la rima; el lenguaje poético de Whitman es enteramente diverso del usado hasta hoy por los poetas, propone la unidad universal del mundo en la naturaleza y la amistad. Refleja la realidad como él la ve; hay un orden en ese aparente desorden. Es el más rebelde, revolucionario, desembarazado, musical, original, no sujeto a academias.
Hagamos un alto. La poesía de Martí posee tantos valores que está ahí, nutrida con lo mejor de la lírica del mudo, pero con pleno saber y sabor hispanos, con el castellano elevado a niveles líricos, y los problemas de los pueblos mestizos sacados a la luz con optimismo y confianza en el futuro, estudiada por millones de personas, traducida a más de cuarenta idiomas, con tal musicalidad y ritmo, que un gran número de sus composiciones ha sido musicalizada por Peete Seeger, Harold Gramatges, Pablo Milanés, Joseíto Fernández, Sara González, Silvio Rodríguez, Omara Portuondo y otros. Desapareció Martí, pero su obra, por sincera y original, perdura.
En estos versos él previó:
Pues qué ¿me muero yo? Si yo concibo
La inmensa eternidad que no perece
No muero nunca: eternamente vivo
Yo sé bien donde el sol nunca anochece.15
La vida es inmortal, allí se acaba
El cuerpo que luchó por patria y gloria,
Y el vivo que se va, vivo se queda
De la adorada patria en la memoria.16
Tomás Morales Castellano (1884- 1921). Amplia cultura. Estudios universitarios. Médico de profesión y en la práctica ejerció como tal. Hizo periodismo. Como político activo llegó a vicepresidente del Cabildo en Gran Canaria. Su vocación poética lo llevó a poner a Canarias en el mundo. Poemas y narraciones suyos fueron publicados en revistas del viejo y del nuevo continente. No es hasta 1908 que los Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar salen en un libro donde, aunque todavía le quedan rezagos del Romanticismo, se muestra un poeta diferente en tránsito hacia nuevas formas de decir que le ganan el reconocimiento de sus contemporáneos poetas y de la crítica. Se aleja del Romanticismo y se acerca al Modernismo.
En 1908 el poeta Salvador Rueda ve en Morales la materia prima de un poeta verdadero, sincero, que necesita ser moldeado. Le dedica un poema que desde la primera estrofa es como un oráculo. En las siguientes aparecen consejos, felizmente escuchados por Morales, para orientar su futura actividad creativa. ¡Cómo serían sus conversaciones privadas! Véanse algunas estrofas:
¿Eres tú el venidero, magnífico profeta,
de Dios galardonado con inmarchitas palmas,
que en un alto cordaje de lírico poeta
cante de todo un siglo las luchas y las almas?
………………………………………………..
Llora con los que sufren sin porvenir ni nombre;
lucha con los que gimen por alcanzar la palma,
que tú y todos los hombres parezcan un solo hombre,
que tú y todas las almas parezcan sólo un alma.
……………………………………………………
Canta el inmenso tráfago de los tronantes puertos,
las cajas como témpanos, las grúas resistentes,
los largos rompeolas cual brazos siempre abiertos
á donde llegan razas y pueblos diferentes.
………………………………………………..
Y si teniendo un arpa sublime y soberana
no cantas de los hombres la lucha sempiterna,
¡baje sobre tu pecho la execración humana!
¡Caiga sobre tu frente la maldición eterna!17
Tomás Morales supo aprovechar el contenido del discurso poético de su amigo Rueda y, en Los Poemas del Mar, el agradecimiento convertido en poesía.
Agua y cielo, borrascas, muelles abarrotados…
Toda una recia vida procuré troquelar
para ti en estos bravos poemas, impregnados
con los acres olores de las brisas del mar.17
Lo más importante es que su receptividad le permitió evolucionar hacia un Modernismo con características propias de la región canaria. Elevó a categoría universal aspectos cotidianos, locales, y riquezas materiales, arquitectónicas, culturales, geográficas, de sus amadas islas Canarias.
Convencido de que está llamado a sentar pautas en la lírica, “Las Rosas de Hércules” muestran un modernista que busca la inspiración en cualquier parte del planeta, funde su alma con los humildes, refleja en sus poemas los horrores de la guerra, esa I Guerra Mundial que conmocionó el planeta, reconoce que la modernidad, con sus defectos y virtudes, llega a su isla por la vía del mar y de sus hombres. Pero donde más brilla es allí donde su alma puede fundirse con el asunto que tratará en sus versos.
Correspondió a Morales vivir en un momento crucial de la historia: la Primera Guerra Mundial, la llegada de la modernidad a la capital de su Gran Canaria, la introducción en España de la estética modernista por Rubén Darío. Como buen artista, ningún acontecimiento social importante le es ajeno, por el contrario, le sirven de materia prima para elaborar productos literarios cuyos mensajes son crónicas para los lectores.
En un momento se dejó acariciar por los aires frescos del Modernismo escapista rubendariano, pero supo rectificar y, como el cubano José Martí, encontró inspiración para crear una poseía verdadera, que resiste el paso del tiempo, en las cosas sencillas e importantes de su entorno y del mundo.
Varios poemas suyos reflejan con belleza, los cambios que se van operando en la capital a partir del momento en que llega a Las Palmas la modernidad, tomados de la mano el desarrollo material y la degradación moral.
Si se compara “Amor de ciudad grande”, de Martí, cuyos fragmentos pueden leerse en el primer apartado de este trabajo con “Calle de la Marina” poema-crónica, de Morales, se verá que los problemas son los mismos y solo se necesita sensibilidad y sentido de pertenencia a la tierra donde se nació para encontrar motivo de inspiración y cantar de forma hermosa, la fea realidad circundante. Ambos poetas sienten miedo de lo que esos cambios traen aparejados para la sociedad.
Véanse estrofas de “Calle de la Marina”.
Calle de horror. Impune encubridora
para todo lo infame o subrepticio,
por donde la miseria es corredora
y se amanceba el crimen con el vicio.
Tascas, burdeles, casas que previenen
con su aspecto soez. Toda la incuria
de los puertos de mar, en lo que tienen
de pendencia, de robo y de lujuria…
……………………………………
Y se ven desfilar torvas figuras,
con trazas de asesinos y ladrones,
que esquivan sus innobles cataduras
pegadas a los sucios paredones;
Y nos miran con odio o menosprecio
mientras nos brindan un carnal banquete,
vendedoras de amor a ínfimo precio,
enfermas bajo el vivo colorete…
La contingencia de un fortuito acaso
nos va invadiendo con espasmos ledos,
y nos acucia a aligerar el paso
el latir azuzante de los miedos.
…………………………….
Donde, tal vez, por cosas de dinero,
tras el brutal ardor de una disputa,
enterró su cuchillo un marinero
en la garganta de una prostituta.18
El poeta Morales escudriña las entrañas de esos cambios y avizora el futuro. Hay zonas donde todavía se respira tranquilidad: “El barrio de Vegueta”, “Estampa de la ciudad primitiva”, las “Tiendecitas de turcos” que traen los productos del Oriente. El ambiente contrasta con los horrores de la Calle de La Marina. Va pulsando el acontecer cotidiano, preámbulo de un futuro en el que regirá el dinero: “Canto a la ciudad comercial”, los puertos y la ciudad abiertos a la llegada del comercio con los ingleses, (y tal vez el turismo del que ahora disfrutan las islas) y “La calle de Triana”, donde el urbano estrépito domina/ y se traduce en industrioso andar/ donde corre sin tasa la esterlina/ y es el english spoken de rigor.19
Morales y Martí tienen muchas similitudes. Morales amó y cantó no solo a Gran Canaria, amó el archipiélago completo, y también a España. Martí amó a Cuba, a Latinoamérica, a España y declaró: “Patria es humanidad”.
Pero hay una diferencia curiosa, ambos eran isleños cuyas vidas transcurrieron, en algunas etapas, próximas al mar y viajaron por barco desde la infancia. Aunque los dos aman la naturaleza dan un trato muy diferente al mar en sus obras.
En sus poemarios Tomás Morales canta al mar y a sus hombres. En las primeras estrofas de “El mar es como un viejo”, dedicado a Rubén Darío, en 1908, expresa:
El mar es como un viejo camarada de infancia,
á quien estoy unido con un salvaje amor;
yo respiré de niño su salobre fragancia,
y aún llevo en mis oídos su bárbaro fragor.
Yo amo a mi puerto en donde cien raros pabellones
desatan en el aire sus enseñas navieras,
y se juntan las parlas de todas las naciones
con la policromía de todas las banderas.20
José Martí, que lo mismo encuentra motivos para escribir un poema en una abeja que en un arroyo, sorprende con su largo poema “Odio el mar”, y lo fundamenta desde la primera hasta la última estrofa. En este poema autobiográfico, la palabra, como envoltura material del pensamiento, es utilizada para volcar en el mar, para él dotado de vida, su descontento al tener que viajar desterrado en el “Guipúzcoa”, (17 de enero de 1871) junto al Tte. Coronel Mariano Gil de Palacios, comandante del presidio donde tantas vejaciones sufrían los reclusos, experiencias que fueron descritas en su opúsculo” El presidio político en Cuba”. He aquí algunas estrofas.
Odio el mar
Odio el mar, sólo hermoso cuando gime
Del barco domador bajo la hendente
Quilla, y como fantástico demonio,
De un manto negro colosal tapado,
Encórvase a los vientos de la noche
Ante el sublime vencedor que pasa: —
………………………………………………………………………………….
Odio el mar: vasto y llano, igual y frío
No cual la selva hojosa echa sus ramas
Como sus brazos, a apretar al triste
Que herido viene de los hombres duros
Y del bien de la vida desconfía,
Buena es la tierra, la existencia es santa.
………………………………………………………………
Odio el mar, muerto enorme, triste muerto
De torpes y glotonas criaturas
Odiosas habitado: se parecen…
………………………………………………………………………
Vilo, y lo dije: — algunos son cobardes,
Y lo que ven y lo que sienten callan:
Yo no: si hallo un infame al paso mío,
Dígole en lengua clara: ahí va un infame,
Y no, como hace el mar, escondo el pecho.
Odio el mar, que sin cólera soporta
Sobre su lomo complaciente, el buque
Que entre música y flor trae a un tirano.21
Y en muchos de sus versos sencillos confiesa su preferencia por el arroyo, ni siquiera se decanta por los ríos, que llegan a ser caudalosos, navegables.
Con los pobres de la tierra
Quiero yo mi suerte echar
El arroyo de la sierra
Me complace más que el mar.22
Tanto en Morales como en Martí hay un profundo vínculo afectivo con el objeto cantado, ya sean el mar, el arroyo, la familia, la infancia o el amor en su más amplia acepción.
El lector podrá hacer la comparación del tratamiento a un mismo tema por los dos autores modernistas.
La muerte de Tomás Morales, incluso, fue dada a conocer en la prensa de la lejana isla de Cuba.
Ambos autores modernistas, bajo miradas diferentes, consiguieron dotar a la literatura de habla hispana de nuevo brillo, y, sobre todo, demostrar, como Whitman, que hay unidad en el aparente caos de la diversidad del mundo.
(*) Velleda. Sacerdotisa germánica, considerada diosa viviente
() Aspasia de Mileto. Inteligente mujer griega. Fue maestra de retórica. Tuvo gran poder e influencia en la vida cultural y política de Atenas. Era respetada y admirada por filósofos, artistas e ilustres demócratas.
1- Martí, José. Obras completas. Editorial Nacional de Cuba. 1963–1975. T.6: pp.263. En adelante O.C.
2- Idem:
3- O.C.24:15–18
4- O.C.8:282
5- Martí, José: Poesía Completa. Editorial Letras Cubanas, 1985:114
6- — — — — . Obras Completas, Edición Crítica CEM. 7: 267. En adelante O.C.E.C.
7- — — — — -O. C.6:16
8- — — — — O.C.6:16
9- — — — — -OC.20:218
10- — — O.C. E.C. 7.267
11- — — O.C.5: 250–252.
12- — — O.C.E.C. 14:76
13- Idem
14- O.C. 13:129–143
15- O.C.E.C 15:70
16- O.C.E.C 15:93
17- Morales, Tomás. Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar. Madrid. Impr. Gutenberg-Castro y Comp.a, Jacometrezo 80. 1908:93
18- Idem:102
19- Morales, Tomás. Las Rosas de Hércules. Libro segundo. Madrid. Librería Pueyo. MCXIX: 174
20- Ibidem:132
21-Martí, José. Odio el mar. Versos libres. O.C.E.C: 14:86
22 — — — — — . Versos Sencillos. Freeditorial. (Tomado de internet)
Bibliografía.
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- Darío, Rubén. El canto errante. Obras completas. Volumen XVI. Editorial Mundo Latino. Madrid.
- — — — — — — . Los raros. de las Obras Completas. Volumen VI. Administración: Editorial Mundo Latino, Madrid (1920)
- Donati, P. P. «Lo posmoderno y la diferenciación de lo universal», en: Un modo de pertenecer al mundo. Estudios sobre Tomás Morales. Las Palmas de Gran Canaria: Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, (2002).
- Guerra Sánchez, O. Un modo de pertenecer al mundo. Estudios sobre Tomás Morales. Las Palmas de Gran Canaria: Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, 2002.
- León Barreto, Luis. El rescate de Tomás Morales, poeta del mar.
En: blogdeleonbarreto.blogspot.com › 2015/01.
- Martí, José. Obras completas. Editorial Nacional de Cuba. 1963–1975. Varios tomos.
- — — — — — -. Poesía Completa. Editorial Letras Cubanas, 1985.
— — — — Obras Completas. Edición Crítica CEM. Varios tomos.
— — — — — Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1991.
- . Morales, Tomás. Las Rosas de Hércules. Guerra Sánchez, Oswaldo. Edición crítica. Ediciones del Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 2006.
- — — — — — — — . Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar. Madrid. Imprenta Gutenberg- Castro y Comp.a,. Jacometrezo 80. 1908.