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TESORO. Los proyectos (III)
Proyecto Martianos (VI).
La ETAPA 3: Cuba (IV).
Por Orestes Martí

12 min readAug 14, 2018

1.- La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida. Pensamiento martiano sobre la muerte.

“La vida se ha de llevar con bravura y a la muerte se le ha de esperar con un beso”;
“Nadie muera… hasta que no haya al menos menester morir”;
“Servir absolutamente a una idea grande da a lo menos derecho a morir”;
“… no mueren los que a la ciencia y a la Patria hicieron bien”;
“La muerte engrandece cuando se acerca a ella; y jamás vuelven a ser enteramente pequeños los que la han desafiado”;
“Morir nos nada, morir es vivir, morir es sembrar. El que muere si muere donde debe, sirve. En Cuba, pues ¿quién vive más que Céspedes, que Ignacio Agramonte? Vale y vivirás. Sirve y vivirás. Ama y vivirás. Despídete de tí mismo y vivirás. Cae bien y te levantarás. Si mueres, vales y sirves”.


Relacionado:
“La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”
Palabras de Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, en el acto de clausura de la III Conferencia Internacional Por el Equilibrio del Mundo. Palacio de Convenciones, 30 de enero del 2013.

2.- Breve resumen de acontecimientos históricos

1895
Mes de abril
12
En horas de la madrugada tocan a la puerta de la vivienda. Después de las vacilaciones iniciales, el general Gómez es reconocido y les dispensan una magnifica acogida. Habían llegado a la casa del cubano Gonzalo Leyva. Con los primeros claros, un jovencito llamado Secundino los guía hasta un sitio conocido como la cueva de Juan Ramírez, en realidad un repecho a modo de alero natural, a la que el viejo mambí bautiza como “el templo”, donde pasan la noche. Gómez escribe a un soldado de la guerra anterior pidiéndole ayuda.

13 Casi al mediodía llega Secundino con el hermano del soldado a quien Gómez escribiera. El antiguo compañero de armas les envía comida y les ofrece un práctico, que llega a las cuatro de la tarde, y media hora después se les incorporan dos soldados de la tropa del comandante Félix Ruenes con la misión de ponerse a las órdenes de los expedicionarios. Con estos combatientes, el general envía un mensaje a su jefe, citándolo para el próximo día en Vega Batea. Pasan otra noche en la cueva.

14 A las cinco de la mañana abandonan el refugio y caminan por el río Tacre y por escarpadas montañas hasta el Sao de Nejesial, donde se les unen varios miembros de las fuerzas mambisas. Avanzan hasta el rancho de Miguel Aguirre, conocido por el apodo de Tavera, en Vega Batea, adonde poco después llega el comandante Ruenes con sus hombres. El Delegado y el General en Jefe hablan a la tropa. Allí pasan la noche.

15 Escribe su primera carta desde tierra insurrecta, dirigida a Benjamín Guerra y Gonzalo de Quesada (la que concluye al día siguiente). Al caer la tarde, el general Gómez, con Borrero, Guerra y Ruenes se reúnen en una cañada cercana. “A poco sube, llamándome, Ángel Guerra, con el rostro feliz. Era que Gómez, como General en Jefe, había acordado, en consejo de Jefes, a la vez que reconocerme en la guerra como Delegado del Partido Revolucionario, nombrarme, en atención a mis servicios y a la opinión unánime que lo rodea, Mayor General del Ejército Libertador”

16 Marchan loma arriba hasta El Jobo. Acampan en la casa de José Pineda. M Gómez escribe a Gonzalo de Quesada: “Tu recuerdo me sigue, ya ves que cumplo tu encargo y más de una vez, jadeantes, fatigados, trepando la escarpada sierra te he recordado con Martí. Este veterano de la tribuna lo está haciendo aquí ahora con la misma fuerza y valentía. La prueba ha sido dura, pero no ha cedido él ni un punto a los que de viejo sabíamos quebrar las montañas y dominar la sed y el cansancio. Todos queremos a tu Maestro como él se merece que lo quieran y lo cuidemos”. Martí, por su parte, escribe una carta dirigida con destinatario A… “Es muy grande mi felicidad: sin ilusión alguna de mis sentidos ni pensamiento excesivo en mi propio, ni alegría egoísta y pueril, puedo decir que llegué al fin a mi plena naturaleza; que el honor que en mis paisanos veo, en la naturaleza a que nuestro valor nos da derecho, me embriaga de dicha, con dulce embriaguez. Sólo la luz es comparable a mi felicidad. …¡Ah! si me vieran por esos caminos contento y bien cargado con mi rifle al hombro, mi machete y revólver en la cintura, a un hombro una cartera con cien cápsulas, al otro, en un gran tubo, los mapas de Cuba, y a la espalda mi mochila con sus dos arrobas de medicinas y ropa y hamaca y frazada y libros”.

17 Permanecen en el lugar, en espera de algunos prácticos.

18 Se despiden de Ruenes y el grueso de sus soldados, quienes parten de operaciones a fin de distraer al enemigo por sitios alejados de la ruta de los expedicionarios. Acompañados por seis solados de la guerrilla baracoense cruzan varias veces el río Jobo y suben la loma de Pavano, una de las más altas de la región. Luego de atravesar otras alturas, bajan hasta Palmarito, donde acampan en un claro que abren con sus machetes.

19 Emprenden la marcha a las cinco de la mañana. Penetran en la zona llamada de los Carderos y llegan a la casa de Ángel Castro, donde descansan. Continúan la marcha a las dos de la tarde. A una legua de Imías cambian los prácticos y siguen por el camino del Palenque hasta el río Guayabo, en cuyas orillas pasan la noche.

20 A las tres de la madrugada, alumbrándose con velas, comienzan la jornada del día. Anota en su Diario: “Un montero trae de Imías la noticia de que han salido a perseguirnos por el Jobo”. Siguen hasta Palenque, donde acampan en espera de un práctico.

21 Caminan hasta la zona de San Antonio, jurisdicción de Guantánamo. Conocen la noticia de la muerte del general Flor Crombet, herido el día 10 en un encuentro con uno de los grupos enemigos que perseguían a los expedicionarios de la goleta Honor. Acampan a la orilla del río Sabanalamar.

22 Reciben noticias inquietantes acerca del movimiento de tropas españolas y de guerrilleros a su servicio, quienes les siguen el rastro.

23 Se desplazan por los montes al norte de San Antonio y se detienen en las Cabezadas de Jiguato.

24 Se encaminan hasta el lugar conocido como Cabezadas de Yuraguana, donde pasan la noche. En las anotaciones del día expresa: “Se siente el peligro. Desde el Palenque nos van siguiendo de cerca las huellas”.

25 Se adentra en la región de Guantánamo, en compañía del General y el pequeño grupo, y llegan a la zona de Arroyo Hondo, donde se escucha ruido de combate: José Maceo y sus hombres se baten con el enemigo que, derrotado, se retira. Poco después, los dirigentes revolucionarios son agasajados por el jefe oriental y sus victoriosos soldados. Les entregan caballos, de los que han carecido desde el desembarco. El general José le obsequia el corcel bayo claro, casi blanco, que utiliza durante el resto de sus días mambises. A las cinco de la tarde prosiguen la ruta hasta las doce de la noche, cuando descansan en las márgenes del río Jaibo. Cura heridos.

26 Marchan hasta Yguanábana, donde acampan a las once de la mañana. Escribe al general Antonio Maceo, quien se halla cerca, con el fin de concertar una entrevista, que no llega a realizarse en esta ocasión.

27 Parten hacia Vuelta Corta, campamento de tropas cubanas en la zona de Filipinas. Una vez instalados en el lugar se dedican al trabajo organizativo del territorio.

28 Arenga a la tropa formada, a la que también habla el general Gómez. Prosigue las labores preparatorias de la Asamblea de Representantes que elegiría al gobierno, para la que convoca mediante circulares.

29–30 Por el camino de Filipinas llegan hasta Aguacate. Pasan la noche en la casa de Luciano García.

Mayo

1 Por el camino de Filipinas llegan hasta Aguacate. Pasan la noche en la casa de Luciano García.

2 Temprano, emprenden la marcha, y sólo se detienen a descansar en el cafetal Kentucky. Ya entrada la noche llegan a la finca Leonor, donde se les une el corresponsal del periódico The New York Herald, George Eugene Bryson. Luego de entrevistarse con este comienza a redactar la carta manifiesto para el diario estadounidense.

3 Se desplazan hasta la finca Las Mercedes, en Jarahueca. Termina el documento dirigido al director del periódico neoyorquino y lo firma conjuntamente con el general Gómez. Este decide continuar la marcha hacia Camagüey y dejarle instrucciones por escrito a Maceo, a quien aún no han podido ver.

4 Contesta una comunicación del general Antonio Maceo, quien los cita para Buebuey. Parte el corresponsal Bryson. El bandolero Masabó es fusilado, luego de habérsele juzgado por un consejo de guerra.

5 Avanzan por el camino de Zamora para ir a reunirse con Maceo; éste les sale al encuentro y, con el pretexto de estar en operaciones, no los conduce al campamento donde se hallan sus fuerzas (unos dos mil hombres) sino al demolido ingenio La Mejorana, donde se reúnen. Se presume que en la entrevista se trataron tres temas fundamentales: 1.- El momento oportuno de realizar la invasión a Occidente; 2.- La distribución de los mandos del ejército; y 3.- Las características del gobierno que debía formarse y el modo de elegir los delegados a la asamblea que se efectuaría para constituirlo. La decisión de convocar esta asamblea, compartida plenamente por Martí y Gómez, no parece adecuada a Maceo, que considera prematura la formación de un gobierno y es partidario de que la dirección la ejerza una Junta de Generales con mando y una Secretaría General subordinada a esta. Tal estructura es rechazada por Martí, quien insiste en deponer su autoridad sólo ante la Asamblea de Representantes. Finalmente, Maceo acata los criterios de Martí y Gómez y decide enviar cuatro delegados por la provincia bajo su mando, pero expresa, según recoge Martí en su Diario, que “serán gentes que no me las pueda enredar allá el doctor Martí” (ver en Martí, Periodista “De Cabo Haitiano a Dos Ríos”, página 2). Alrededor de las cuatro de la tarde, Maceo conduce a Gómez y a Martí hasta los límites de su campamento, donde los deja con una pequeña escolta.

6 Continúa la marcha al lado del recio veterano y, casualmente, se encuentran con una avanzada de las fuerzas de Maceo, la que los invita a entrar al campamento, donde son recibidos con gran entusiasmo por la tropa. El general Antonio se disculpa, y sostienen una cordial entrevista. Dos horas después continúan la ruta hasta Jagua, donde pernoctan.

7 Parten por el camino de Barajagua, atraviesan las sabanas de Pinalito y Río hasta la de Hato Enmedio, donde se encuentra el campamento del general Quintín Banderas, quien los recibe con la tropa formada.

8 Se trasladan a otro alojamiento situado en una altura vecina. Despachan correspondencia y circulares a los jefes, y personas prominentes de Holguín, hacia donde parte el coronel Ángel Guerra, nombrado jefe de operaciones de ese territorio, quien los acompañaba desde Montecristi.

9 Se despiden de Banderas y parten con una pequeña escolta. Pasan cerca de Mangos de Baraguá. Cruzan el Cauto. Los alcanza un pelotón mambí encabezado por el general José Miró, uno de los jefes en la zona de Holguín, que ha ido a conocerlos. Continúan juntos hasta Altagracia. Pasan la noche en la casa de Manuel Venero.

10 Marchan hasta Travesía, donde pasan el día dictando órdenes e instrucciones a los jefes. Esperan noticias del general Bartolomé Masó.

11 Trasladan el campamento hacia un lugar menos fangoso. Miró y sus acompañantes se dirigen a su zona de operaciones.

12 Parten hacia la Jatía. Por la mañana hacen un alto en la casa de Rosalío Pacheco. Atraviesan la zona denominada Boca de los Dos Ríos, cruzan el Contramaestre y pasan por la finca La Vuelta Grande. De La Jatía sale una comisión para averiguar el paradero de Masó, a quien envía una misiva. Suscribe junto con Gómez una circular dirigida a los jefes y oficiales de la comarca de Jiguaní, en la cual ordenan prohibir el paso de alimentos para el enemigo.

13 Retroceden hacia la zona de Dos Ríos. Después de pasar por los potreros recorridos el día anterior, acampan en los ranchos abandonados de Rafael Pacheco. Esperan al general Masó, quien ya ha sido localizado.

14 Redacta instrucciones para los jefes y oficiales.

15 Escribe a Masó, lo que también hace Gómez, y le reitera la urgencia de verlo antes de proseguir hacia Camagüey.

16 Continúa en el campamento, donde escribe, lee y conversa con los soldados. El General ha salido a inspeccionar los alrededores.

17 Se queda al frente del campamento, pues Gómez parte a hostilizar un convoy enemigo. Trabaja con los escribientes, quienes hacen copias de la circular titulada Instrucciones a los jefes y oficiales.

18 Comienza la conocida como su testamento político, carta a Manuel Mercado

19 Notifica al General en Jefe que la noche anterior había llegado Masó, quien, para dar descanso a la caballería, había continuado la marcha hasta la finca La Vuelta Grande, donde acampó. Se dirige hacia este sitio y allí lo espera. Gómez se les une poco después de las doce del día y en medio de gran entusiasmo los tres jefes arengan a la tropa.
Mientras, el coronel José Ximénez de Sandoval, al mando de una columna de más de seiscientos hombres, recibe informes sobre la presencia de fuerzas cubanas en la zona de Dos Ríos, hacia donde se encamina, confiado en la superioridad numérica y de armamento a su disposición. Después del paso de Limones, la extrema vanguardia detiene al campesino Carlos Chacón, quien se acobarda y traiciona a los mambises: declara que recibió dinero para adquirir artículos y comestibles, y además sirve de guía a Ximénez de Sandoval. La tropa española avanza hasta Las Bijas, en el centro de los potreros de Boca de los Dos Ríos, donde se despliega estratégicamente y ocupa los posibles pasos de acceso y los flancos.
Una patrulla mambisa detecta al enemigo y avisa al campamento de Vuelta Grande. Gómez ordena montar y dice a Masó que lo siga con su gente. Se forma un grupo de vanguardia que cubre al galope los aproximadamente dos kilómetros que los separan del río Contramaestre. Al llegar a este, aunque está crecido, lo cruzan y, en la ribera opuesta, chocan con una avanzada enemiga de unos cuarenta hombres, la mayoría de los cuales cae en combate. Hacen dos prisioneros. El resto del contingente mambí continúa venciendo el obstáculo natural. Gómez ordena a Paquito Borrero cargar por el flanco derecho, mientras él lo hace por el izquierdo, pero las descargas cerradas de la fusilería española impiden el avance del General en jefe, quien intenta reorganizar sus hombres para volver a la carga. El combate se desarrolla por más de treinta minutos, pero se evidencia la falta de unidad y plan, por lo que el experimentado veterano ordena la retirada.
Antes de emprender la acción, el General había ordenado a Martí que permaneciera a la zaga; no obstante, este continúa la marcha al lado de Masó y dos de sus ayudantes, los hermanos Doimeadiós y Ángel de la Guardia. Junto con este último, el Maestro realiza un movimiento que los aproxima a una escuadra española oculta por la alta hierba. Revólveres en mano, ambos patriotas avanzan, sin percatarse del peligro, hacia los emboscados, que disparan cuando los tienen cerca. El Delegado cae de su caballo, herido por tres disparos que ponen fin a su vida.
Ángel de la Guardia escapa ileso, aunque su caballo resulta herido. Cuando logra salir del lugar donde los sorprendieron, ya una parte de las fuerzas cubanas se está retirando y el joven mambí se encuentra con Gómez, a quien comunica que el Maestro ha quedado herido en el terreno. El General se lanza hacia donde supone que encontrará a su compañero, pero las descargas del enemigo lo obligan a detenerse y retroceder hasta juntarse con el general Masó, a quien ordena acelerar la retirada de la línea de ataque emprendida.
Una patrulla española encuentra el cadáver. Los papeles y el dinero que hallan en sus ropas les indican que se trata de una persona relevante, por lo que avisan a su jefe. Este ordena el traslado del cuerpo hasta donde lo identifica el capitán Enrique Satué, oficial que conocía al dirigente revolucionario desde su estancia en Santo Domingo. Luego de atar el cadáver al lomo de un caballo, la columna se pone en camino.

10.11.- Playita de Cajobabo Sendero Eco histórico.

10.12 Martí. Días cercanos a Cajobabo

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