TESORO. Los proyectos (III)
Proyecto Martianos (XI).
La ETAPA 5: Nuestra América (IV).
Por Orestes Martí
Proyecto Martianos. La ETAPA 5: Nuestra América
-Guatemala
-México
-Rep. Dominicana
-Venezuela
Al igual que en las etapas anteriores, se acometerá dos tipos de acciones concretas: las enmarcadas al “tejido social” y las referidas al adecuado empleo de las infraestructura técnico tecnológica integrada en la Plataforma Interactiva de TESORO.
1.- Acciones a desarrollar con el “tejido social”.
a) establecer relaciones de trabajo con organizaciones sociales con vistas a lograr un intercambio fructífero de pensamientos y acciones coordinadas.
b) organizar un plan de trabajo territorial -a corto, mediano y largo plazos-, con las entidades identificadas con el tema.
c) brindar la posibilidad de participación a cualquier asociación o entidad que desee hacerlo de manera independiente, sobre la base de la aceptación de nuestros principios básicos de cooperación y de respeto al pensamiento plural; esta participación será expresamente definida en documentos y convenios de cooperación.
d) definir la participación de las diferentes entidades en la Ruta Internacional Martiana y en la zona de Centro América, especialmente con las redes sociales que forman parte o se relacionan con TESORO.
e) generar nuevas iniciativas que permitan no solo la aplicación práctica de las aportadas por otras redes de martianos en el mundo sino que sirvan para perfeccionar el estudio y los conocimientos del pensamiento y la obra martiana en su conjunto.
La Casa de Nuestra América José Martí, ubicada en el bulevar Panteón, entre las esquinas de Veroes y Jesuitas, fue creada por Fidel Castro y Hugo Chávez, con el objeto de divulgar la obra de Bolívar y Martí, para ello se cuenta con una biblioteca especializada en esos temas y se realizan un sinfín de actividades de extensión.
2.- Acciones a desarrollar con las herramientas e infraestructura de InfoCom.
a) fortalecer la infraestructura de InfoCom de TESORO en las redes sociales y posibilitar su utilización por parte de los participantes en el Programa; especial atención se dará a la participación “cooperada” en las principales redes globales y se establecerá un procedimiento de trabajo para las microredes.
b) desarrollar la actividad de la Comunicación Popular y su participación en la sociedad.
c) organizar la formación de “Comunicadores populares” en el manejo de las tecnologías de la InfoCom así como el desarrollo y empoderamiento de las personas que se interesen por llevar a cabo acciones utilizando las mismas.
d) garantizar la participación de las personas y las entidades que lo deseen en el manejo de las herramientas públicas que se definan por TESORO.
3.- Resumen cronológico de algunos hechos históricos vinculados con la República Bolivariana de Venezuela
1881
Enero
8 Parte hacia Venezuela. Aborda en Nueva York el vapor Felicia, y durante los 12 días de travesía hasta Venezuela escribe Ismaelillo, libro de poemas dedicado a su hijo.
20 Llega a La Guaira en el vapor Felicia, tras hacer escalas en Curazao y Puerto Cabello.
21 Llega a la capital.
Febrero Trabaja como profesor de Gramática francesa y de Literatura en el colegio Santa María, dirigido por Agustín Aveledo.
Julio
27 Se le informa que debe abandonar Venezuela, por orden del dictador Antonio Guzmán Blanco.
28 Parte de Venezuela
4.- José Martí: periodista y poeta en Caracas
Miozotis Fabelo Pinares
En Caracas, José Martí funda y dirige la Revista Venezolana, de la que sólo se publican dos números. Foto: Miozotis Fabelo.
Caracas, Venezuela.- José Martí llega a esta ciudad el 21 de enero de 1881, viene animado por el deseo de conocer la tierra del Libertador de América Simón Bolívar.
Y aunque breve, fue fecundo su paso por Venezuela: de aquella etapa de la vida del Héroe Nacional de Cuba, se reconocen sin dudas, su labor como maestro, orador, periodista y poeta; pero sobretodo, dos obras marcan su legado: aquí funda la Revista Venezolana, y escribe los versos del Ismaelillo.
En la Casa Nuestra América José Martí, lugar donde estaba el colegio en que trabajó como maestro, Zaida Castro, directora de esa institución, nos acerca a la obra periodística de Martí.
“Trasciende en la obra de Martí, la ética periodística; yo creo que es uno de los elementos fundamentales que uno puede ver a través de sus artículos y crónicas que hizo en nuestro país; que fueron bastante, a pesar de su breve estancia; pero esos seis meses fueron muy fructíferos.
“Martí nos dejó ese legado, muy importante para los tiempos actuales, cuando nos hace falta un periodista como Martí, para escribir con principios éticos y morales la realidad de la sociedad”.
En Caracas, José Martí funda y dirige la Revista Venezolana, de la que sólo se publican dos números, pues en julio de 1881, tiene que salir del país: “Son de plena vigencia sus escritos para la Revista, -asegura Zaida Castro — porque en ellos usted siente su presencia, su ideal de independencia para la América Nuestra y para Cuba”.
El primer número de la Revista Venezolana sale el 1 de julio de 1881: «Extraña a todo género de prejuicios, enamorada de todo género verdadero, afligida de toda tarea inútil, pagada a toda obra grandiosa la Revista Venezolana sale a la luz. Nace del afecto vehemente que a su autor inspira el pueblo en que la crea: va encaminada a levantar su fama, publicar su hermosura y promover su beneficio. No hace profesión de fe, sino de amor. No se anuncia tampoco bulliciosamente. Hacer, es su mejor manera de decir».
Y comenta Zaida Castro: “Martí vino en pos de Bolívar, como él dijo a la «Jerusalén de América», cuando en el segundo y último número de la revista, la define: «Quien dice Venezuela, dice América: que los mismos males sufren, y de los mismos frutos se abastecen».
“En esa propia edición, escribe un artículo homenaje a su amigo venezolano Cecilio Acosta, quien fallece repentinamente: «Los que le vieron en vida, le veneran; los que asistieron a su muerte, se estremecen. Su patria, como su hija, debe estar sin consuelo; grande ha sido la amargura de los extraños; grande ha de ser la suya. ¡Y cuando él alzó el vuelo, tenía limpias las alas!»
Martí tiene que abandonar Venezuela; “su despedida del país fue un episodio cargado de sentimiento para él, pues después de publicar su artículo en homenaje a Cecilio Acosta, el Presidente de la nación, Guzmán Blanco, le exige que escriba unas palabras similares de homenaje a su persona. Sin embargo, Martí era consecuente con sus principios y con la ética que lo distinguía; a él no se le obligaba a escribir; y tiene que marcharse del país”.
Antes de salir el 28 de julio de 1881, Martí escribe: «Ni zarzas ni guijarros distraen al viajador en su camino: los ideales enérgicos y las consagraciones fervientes no se merman en un ánimo sincero por las contrariedades de la vida. De América soy hijo: a ella me debo. Y de la América, a cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro, ésta es la cuna; ni hay para labios dulces, copa amarga; ni áspid muerde en pechos varoniles; ni de cuna reniegan hijos fieles. Deme Venezuela en que servirla: ella tiene en mi un hijo».
Creo en la utilidad de la virtud
En la etapa venezolana de Martí, otra obra hermosa le sale del corazón, los versos del Ismaelillo, reconoce Zaida Castro: “Martí también vivió días melancólicos, alejado del hijo, los que supo plasmar a través de los tiernos versos del Ismaelillo.
“Se dice que escribió aquí el libro de poemas; y nosotros estamos obligados a replicar en las aulas, en todas las escuelas, esos principios éticos que dedicó a su hijo, como consecuencia de la nostalgia. Ese es un regalo para todos los niños del mundo, y de extraordinaria vigencia, porque dice, «Tengo fe en el mejoramiento humano, en la utilidad de la virtud…», y nosotros estamos obligados a construir un mundo mejor”.
Luego de su salida del país, Martí mantiene la colaboración a través del periódico La Opinión Nacional, de Caracas, y comienza a publicar en septiembre de 1881, “Cartas de Nueva York”, también conocidas como “Escenas Norteamericanas”.
Así se marchó este “hijo de Venezuela”, quien para Zaida Castro, “es uno de los principales bolivarianos del mundo, nos enseñó a conocer al Libertador, y reconoció la vigencia de su ideal; Martí, con su obra, con su pensamiento demuestra que fue un bolivariano de convicción.
“Tuvo palabras muy hermosas para calificar a Bolívar, cuando lo compara con una montaña, con el cielo, en su discurso de la Sociedad Hispanoamericana de Nueva York; y yo creo que esa vinculación y ese amor que siente Martí por Bolívar, es digno de admiración; y lo llena a uno de mucha sensibilidad, porque Martí nos está diciendo: ustedes, como yo, deben querer a Bolívar como un padre. Por eso el mejor homenaje es continuar la obra de estos héroes latinoamericanos”.
En seis meses de estancia venezolana, José Martí vive intensamente; y en la esquina de la Calle Altagracia, en el centro de Caracas, donde establece su hogar, hoy se levanta un busto que perpetúa la memoria del cubano. (Fotos de la autora)
Visita de José Martí a
Venezuela
Escrito por Lorena Almarza
Sin quitarse el polvo del camino
Luego de doce días de viaje, un 21 de enero de 1881, llegó José Martí a Caracas “la Jerusalem de los americanos”, como él la llamó. Había salido el 8 de enero de Nueva York con la esperanza de establecer relaciones de apoyo político y económico para la causa de liberación de Cuba. Otra fiebre también transitaba en su alma, y era precisamente la posibilidad de pisar y recorrer la tierra que vio nacer a Simón Bolívar.
En Tres héroes, escrito dedicado a Bolívar, Hidalgo y San Martín, el poeta escribió: “(…) aquel viajero, al llegar a Caracas, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó donde se comía ni donde se dormía sino cómo se iba a la estatua de Bolívar. Cuenta que el viajero lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca a un hijo (…) El viajero hizo bien, porque todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre. A Bolívar, y a todos los que pelearon como él porque la América fuese del hombre americano”.
Sobre Martí, y a propósito de este relato, Luis Beltrán Guerrero refirió “(…) La vida de Martí estaba ya dedicada, desde niño, a la gran tarea, pero soñaba con visitar la que él juzgaba tierra sagrada, madre de las repúblicas americanas, esta nuestra Venezuela. (…) el último creador de una patria libre, José Martí, confiesa haber llorado ante la estatua (…) Lloró José Martí frente al bronce de Bolívar. Y dicen muchos testigos arbóreos de aquella escena única que por los pómulos de metal también corrieron las lágrimas. Llanto de héroes, llanto de libertadores; con esa sal se hicieron mundos (…)”.
Tiempos de Guzmán Blanco
Llegó a Caracas, en pleno auge del guzmancismo. Nicanor Bolet Peraza, con quien hizo fraterna amistad en Nueva York le advirtió: “Mi patria señor Martí, no es un lugar a propósito ahora para sus ideas. En Venezuela el éxito corruptor, con su mano enguantada de oro, todo lo somete. Solo tiene voz el ditirambo en la literatura, la denuncia en el periodismo y la loa bizantina en la tribuna”.
Guzmán Blanco, reconocido por el Congreso como el Ilustre Americano luego del triunfo de la revolución de abril, había tomado la presidencia tras la muerte del General Francisco Linares Alcántara. Era conocido por su “visión civilizadora”, pero también por su soberbia y su interés en ser centro de alabanzas y tributo. Una muestra, las estatuas ubicadas en las plazoletas de San Francisco y en El Calvario, las cuales por cierto, el pueblo rebautizó como “Saludante” y “Manganzón”. Importante recordar que cuando Zamora cayó muerto en San Carlos el 10 de enero de 1860, a su lado estaba “El Ilustre”.
184 días en suelo patrio
En su estancia, el poeta y revolucionario, estableció amistad con Arístides Rojas, Diego Lugo Ramírez, Agustín Aveledo, Guillermo Tell Villegas, Heraclio Martín de La Guardia y Cecilio Acosta, entre otros, con quienes compartió actividades políticas, intelectuales y literarias. Ya en el mes de febrero inició clases de literatura y gramática francesa en el colegio de Santa María de Aveledo y dictó clases de francés y oratoria en el Colegio de Villegas, donde participaron: Luis López Méndez, César Zumeta, José Mercedes López, Víctor Manuel Mago, Andrés Alfonso, Lisandro Alvarado, José Gil Fortoul, Gonzalo Picón Febres, entre otros. Participó también como orador en veladas artístico-literarias y culturales, y fue colaborador del periódico La Opinión Nacional, de Fausto Teodoro de Aldrey. Fundó la Revista Venezolana, de la cual se editaron dos números, y escribió el poemario dedicado a su hijo Ismaelillo.
Sus amigos venezolanos
Nicanor Bolet Peraza
Escritor, periodista y político. Editor de la revista literaria El Oasis, fundador, del periódico literario El Museo Ilustrado y del diario Tribuna Liberal, desde donde criticó al gobierno de Guzmán Blanco, por lo que tuvo que abandonar el país a partir de 1880 y radicarse en Nueva York. Fundó la revista Las Tres Américas, órgano difusor de la corriente literaria del modernismo.
Juan Antonio Pérez Bonalde
Poeta, filósofo y políglota, considerado además como el máximo exponente de la poesía lírica del país, del romanticismo y uno de los precursores del modernismo. Tradujo las obras de Heinrich Heine y Edgar Allan Poe. Conoció a Martí en un salón de conciertos en Nueva York donde se celebraban reuniones de hispanoamericanos. También debió salir del país por escribir versos contra Guzmán Blanco.
Jacinto Gutiérrez Coll
Diplomático, poeta e historiador. Fue Ministro de Relaciones Exteriores en 1864 y 1870, funcionario diplomático de Venezuela en Roma, París y Nueva York, redactor de la revista caraqueña La Entrega Literaria, colaborador del periódico capitalino El Cojo Ilustrado y miembro fundador de la Academia Nacional de la Historia.
Cecilio Acosta
Escritor, periodista, abogado, filósofo y humanista. Formó parte de la llamada generación intelectual de la Independencia y la República. A su juicio, el objetivo de la educación, es formar individuos útiles para la sociedad. Escribió en los periódicos La Época, El Liberal, El Centinela de la Patria y la Tribuna Liberal. Sus ideas chocaron contra la visión de gobierno de Guzmán Blanco, por lo cual hubo de resistir y enfrentar diversos ataques, así como el intento de acallarlo.
Martí admiró a Acosta y compartió la pasión bolivariana. A su muerte, el 8 de julio de 1881, le dedicó un escrito en la Revista Venezolana, a través del cual exalta y reconoce a este importante intelectual.
Diego Lugo Ramírez
Hijo del Prócer venezolano Diego José Lugo. Diego había luchado en la guerra Federal donde obtuvo el grado de coronel. Se graduó en la Academia de Matemáticas, y era Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. Formó parte de la Asamblea Popular que se constituyó el 5 de julio de 1869, donde se solicitó el reconocimiento de la independencia de Cuba y Puerto Rico.
Heraclio Martín de la Guardia
Poeta, periodista, político, diplomático y dramaturgo. El 9 de abril de 1849 estrena en el Teatro Principal de Caracas su obra Cosme II de Médicis, uno de los más grandes éxitos de la escena teatral caraqueña de la época, que se presentó en varias ciudades del interior del país. Dedicó su poema sobre el Primer Centenario del nacimiento del Libertador a Martí.
Agustín Aveledo
Ensayista, ingeniero, político y educador venezolano. Obtuvo el grado de Ingeniero en la Academia de Matemáticas de Caracas. Luego se dedicó a los estudios humanísticos. Fundó el Colegio Santa María, donde emprendió una experiencia educativa de gran valor. Propuso la gratuidad de la educación para primaria y la entrega de materiales educativos. Fundó a su vez, un asilo de huérfanos y la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas.
Guillermo Tell Villegas
Abogado, político y Presidente interino de Venezuela en 1868, 1869, 1870 y 1892. Decretó honores oficiales a los restos mortales del general Ezequiel Zamora y la repatriación a Venezuela de los restos del doctor José María Vargas.
La partida
El 28 de julio de 1881, salió Martí de regreso a Nueva York. Guzmán Blanco le pidió retractarse públicamente o abandonar el país, debido a un homenaje publicado en la Revista Venezolana, en honor a Cecilio Acosta tras su muerte. Antes de partir escribió: “(…) De América soy hijo: a ella me debo (…) Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo.” Continuó escribiendo desde Nueva York para La Opinión Nacional, pero bajo el seudónimo M de Z para evadir represalias de guzmancismo.
Hasta sus últimos días, honró el legado de Bolívar, el hombre que “Vivió como entre llamas”.