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7 min readNov 28, 2020
Toma de pantalla de Documental elaborado por Cubainformación.

Yo soy de donde hay un río (II). Lo que se ha escrito (III). Sherlock Holmes visita el Ariguanabo, según Camblor.
Por Orestes Martí

El martes 14 de enero del año 2014 y a la 1:50 -por la “diferencia horaria”, supongo- recibí del amigo y uno de los vicepresidentes de la Red Social Integrada Ariguanabo, Rolando Méndez, un trabajo del destacado -y muy ingenioso- intelectual ariguanabense Sandalio Camblor González, de quien vamos a reproducir su formidable historia- algunos aseguraban ser totalmente cierta- titulada “Sherlock Holmes visita el Ariguanabo”.

No pensamos negar que cuando Rolando nos hizo llegar el mencionado relato, de forma casi inmediata lo publicamos en varios sitios de nuestra Plataforma internacional para general conocimiento -no del archiconocido Sherlock, obviamente sino de la desconocida visita-, lo contado por el amigo Camblor González y el inesperado final infeliz.

No los distraigo más…. allá va Camblor y su historia ……

Fotocomposición del autor.

“Todos los habitantes del Ariguanabo amanecieron consternados; el sol no había irrumpido y el tren ni siquiera estaba presto a partir y la noticia ya corría de casa en casa; de puerta en puerta.

“La última predicción de Eleuterio se había cumplido demasiado pronto “alguien se había llevado el río para siempre”. ¿Quién era el culpable? ¿Cómo había podido realizar tamaño desastre?¿Acaso un mago extraterrestre?

“Ni el señor Dynamo que veíamos en Multivisión podía ser capaz de aquello. ¿Cómo había ocurrido?

“Todos habíamos olvidado al dichoso Eleuterio, ya muchos pensaban que era una tomadura de pelo de aquel desconocido.

“Cuál no sería nuestro asombro al despertar aquella fatídica mañana y toparnos con que el cauce del río completamente seco era lo único que quedaba de éste, se imaginan.

“Diez kilómetros de río navegable desaparecido completamente, ni siquiera en el Ojo de Agua de Nico, uno de los mayores ojos de agua de los que alimentaban el río- que ni en las más grandes sequías-bastaba aunque fuera un hilo de agua, estaba seco por completo.

“Los pobladores comenzaron a congregarse alrededor de la Cueva del Sumidero para tratar de encontrar alguna explicación al fenómeno; más que esto, se hacía necesario encontrar el culpable. Allí estaban todos, jóvenes, viejos, hombres, mujeres, naturales de San Antonio, emigrados de todas las provincias que casi eran la mayoría de la población.

“Los murmullos y comentarios corrían de boca en boca y más que una reunión aquello parecía un gallinero.

“No se los dije, había que tomar en serio al viejo Eleuterio, nunca se había equivocado, era necesario haber establecido un sistema de vigilancia permanente y patrullar el río de día y de noche”… decía el Coordinador Municipal de los CDR.

“Lo que se debió haber hecho, era no ser tan blandengues y haber resuelto el problema de la contaminación del Matadero de Aves, haber acabado con el asentamiento poblacional de detrás de Amparucha que con el cuento y la jarana ya tenía más de mil quinientos habitantes dedicados por completo a contaminar el río, o el vertimiento de residuales sólidos de los “Pinareños”.

“Había que haber tomado en serio lo del repoblado del Bosque por los estudiantes de las escuelas de la localidad y salvar el bosque de galería, casi único en Cuba. También haber evitado que el río Govea se secara, pues le daba fuerza extra al Ariguanabo”.

“Éstos eran los comentarios más comunes de los pobladores, muy conocedores de los artilugios de nuestro río.

“Nada de eso, la culpa es del calentamiento global, poco hemos hecho por evitarlo y éstas son las consecuencias”, afirmaba el delegado del CITMA nombrado recientemente después de la muerte de Totico”.

“Se los dije, de nada valió que el trovador pusiera su empeño y dinero en la protección del río. Nadie le hizo caso. Miren que trató de crear hasta una Fundación para la protección del río y ninguna autoridad desde el municipio hasta las más altas esferas gubernamentales lo habían tomado en serio”, afirma Alayón, nuestro hombre de ciencias más prestigioso.

“El resultado, el río desaparecido por arte de magia. ¿Qué hacer entonces?. Lo único que se me ocurrió como medida desesperada fue proponer lo siguiente:

“Por qué no traemos a Sherlock Holmes para descifrar el enigma”. Consideraba que el genial detective era superior a Hércules Poirot o al Teniente Conde de la PNR.

“Ahí sí se formó, unos estaban de acuerdo conmigo, otros me consideraban más loco que Eleuterio, lo cierto es que ante tamaño hecho primó la cordura.

“El Historiador local, gente de gran experiencia y conocimientos, por cierto, un hombre sensato, de gran autoridad, dijo que nada perdíamos convocando al famoso personaje. Acto seguido me encomendaron la tarea.

“Ante los hechos no me quedó otra alternativa que enviarle un e mail al famoso detective para recabar su ayuda; dada mi afición a la literatura policíaca conocía su dirección.

“Estimado Sr Sherlock Holmes, nosotros los habitantes del Ariguanabo, poblado cercano a la Habana, capital de Cuba estamos solicitando su siempre eficiente ayuda para solucionar el siguiente enigma:
“Hoy día del Santo Patrón de nuestra Villa hemos despertado con la noticia de que sin saber cómo, ni quién, nuestro famoso Río Ariguanabo se lo han llevado para siempre.
“Esperamos que como siempre ante retos de este tipo, hombre de geniales deducciones, nos traiga la respuesta.
“Sin más, habitantes de la Villa.

“Puse la dirección www.scherlockholmes.bakerstreet.london.ing enter

“Me pareció suficiente para provocar al perspicaz detective, así ya al siguiente día teníamos la respuesta que tanto deseábamos.

“Esperen arribo para el próximo viernes 13”.

“No por esperada la respuesta dejó de causar una conmoción, dónde albergar al famoso detective y su ayudante el Doctor Watson, aquí en San Antonio no existía dentro de la población una hostería con decencia para dar cobija a tamaña personalidad; ninguna autoridad jamás había pensado en eso. Cuando construyeron el motel Las Yagrumas tenían en mente solo albergar turistas y en estos momentos el motel estaba repleto de ciudadanos rusos aprovechando la temporada alta.

“Imaginan poner al famoso detective y su ayudante junto con turistas rusos, era como tratar de unir aceite y vinagre, ni haciéndolo mayonesa se podía resolver.

“Después estaba lo de la comida, a qué restaurante de categoría llevarles si todos estaban hechos un desastre. Ni la famosa Quintica, ni la Taberna del Tío Cabrera, ni el Cubachín estaban lo suficientemente presentables para aquella visita. De estos famosos lugares de antaño nadie se había ocupado por lo que ahora mostraban el mismo deterioro que casi todo en la Villa.

“Y para qué hablar de la famosa afición del genial detective, de tocar el violín; se figuran que por un momento quisiera ofrecernos un concierto, el Casino destruido, el Círculo de Artesanos con serios peligros de derrumbe, qué teatro ofrecerle al Señor Holmes, con alguna dignidad.

“Pensando y pensando cómo solucionar todos aquellos inconvenientes a lo único que podíamos acudir eran a los servicios de los trabajadores por cuenta propia, servicio al que los turistas que llegaban preferían como solución a todas las otras incomodidades.

“Así que llegado el día D todos los habitantes se congregaron en la Terminal del ferrocarril para recibir por primera y quizás última vez al detective y su ayudante, todos puestos de acuerdo en no descubrirle los defectos del poblado como se hacía cada vez que se anunciaba una visita ilustre.

“Al apearse y ver el recibimiento, una sonrisa se esbozó en su rostro aunque no pudo evitar las comentarios de su ayudante.

“Holmes estas gentes se ven desesperadas, mejor trabajas rápido y olvida el descanso turístico que pensabas”.

“Elemental, mi querido amigo, ya noté la impaciencia de los vecinos, mejor busquemos al autor del correo para conocer más detalles”.

“Aquí fue cuando me percaté cuán grande había sido Sir Arthur Conan Doyle al crear este personaje antológico de la literatura policial.

“No más que entrevistar a varios pobladores, yo entre ellos y ya el genial detective encontró la respuesta.

“No tuvimos que darle albergue; ni siquiera comida, lo que habría sido un desastre, pues en el mismo tren que arribó, se marchó, no sin antes crear cierta intriga.

“Cuando estaba en el estribo de la máquina ferroviaria y ya moviéndose nos gritó:

“Habitantes de San Antonio en la estación les dejo la respuesta por escrito”.

“Buscamos y buscamos y cuando ya pensábamos en otra tomadura de pelos; el jefe de la estación nos mostró un papel dejado por el detective en su oficina.

“En el mismo se podía leer, redactado con una finísima letra lo siguiente:

“Queridos habitantes del Ariguanabo; no busquéis respuestas donde no las hay, ni un culpable autor de tamaño robo. El verdadero autor es la desidia y despreocupación de las autoridades locales y contra eso no se puede luchar como ustedes ven.

“Elemental, queridos, elemental.”

Hasta aquí lo contado por Camblor y remitido por Méndez; pudiera haber acontecido de esa forma -como ya dije que decían algunas personas-; sin embargo, en mis constantes viajes a “la Villa del Humor”, algunos amigos a quienes he preguntado me han dicho que sólo se trataba de una jocosa historia inventada por Camblor ya que a San Antonio hace mucho tiempo no llega tren alguno y que el modesto transporte que circulaba hasta allí, presentaba ya un deterioro tal que ponía totalmente en duda lo dicho por el destacado comunicador ariguanabense.

Publicado hasta la fecha:

Yo soy de donde hay un Río (I)
Yo soy de donde hay un río (II). Lo que se ha escrito (I)

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