Ariguanabo en línea: Personalidades ariguanabenses.
Maestro Odilio González
Por Roberto Domínguez Lima
Según he leído en alguna parte el primer maestro que ejerció en San Antonio de los Baños fue don Juan Claudio Díaz parece ser que desde el año 1821 — o tal vez antes — , se desempeñaba como maestro de la única escuela existente en la Villa del Ariguanabo. A través del tiempo, muchos han sido las y los maestros que se han dedicado a lo que — según la opinión de Martí — “Educar es dar al hombre las llaves del mundo, que son la Independencia y el amor, y prepararle las fuerzas para que lo recorra por sí, con el paso alegre de los hombres naturales y libres”.
Conocí al Maestro Odilio González cuando yo era un niño y alumno de la Escuela Pública número 3 que dirigía el Maestro Alberto Carrasco Díaz. Fue en ocasión de una “sustitución” y yo cursaba el quinto o sexto grado (no lo recuerdo bien porque entonces ambos grados radicaban en la misma aula).
Lo que más recuerdo de Odilio es — era — su forma de tratar a su alumnado y el énfasis en los temas de carácter patriótico y cultural; muy especialmente en lo relacionado con el Héroe Nacional de Cuba. El Maestro Odilio González falleció en el año 1995 y sobre él, en Radio Ariguanabo se emitió — hace unos años — el programa: “Odilio: incansable promotor cultural. Audio de Radio Ariguanabo” (En diciembre de 1995 San Antonio de los Baños despidió para siempre al maestro, promotor cultural y sencillo ariguanabense Metodio Odilio González Rodríguez).
Con anterioridad, el destacado “repentista” ariguanabense Roberto Alemán había dedicado — y nosotros publicado en el segundo tomo de la trilogía “Nuestros abuelos canarios” (Ariguanabo, Historia, Música y Poesía) — las estrofas del “Recordatorio” de “Robertico” Alemán que dicen lo siguiente:
Odilio, por tu homenaje
fluyen las décimas bellas
y sin dedal las estrellas
le han hecho a la noche un traje.
La guitarra del paisaje
su melodía desgrana
y mi pueblo se engalana
porque en tu vocablo fino
está el símbolo genuino
de la cultura cubana.
Desde niño te afanaste
y apoyado en tu criterio
la palabra magisterio
a un alto plano llevaste.
En el estudio encontraste
una ruta definida
y que madre agradecida
no cifra en ti su esperanza
si alumbras con tu enseñanza
los caminos de la vida.
¿Quién no te ha visto llegar
a la sala del museo
y al prestigioso ateneo
de maravillas llenar?
Los que te sienten hablar
en la calle o en la escuela
tu conducta les revela
que el talento que hay en ti
se lo debes a Martí
a Mendive y a Varela.
De ti vive satisfecho
San Antonio de los Baños
y son testigos los años
de todo el bien que le has hecho.
Y aunque empañen sin derecho
los críticos tus cristales
vendrán libros inmortales
que harán mención de tu gloria
cuando recoja la historia
tu nombre Odilio González
La Maestra del Ariguanabo Catalina Chávez Monterrey en el primer Tomo de su libro “Vivencias” publicó un Capítulo que -según ella misma me contó- se trataba del maestro Odilio González.
Cátedra Catalina Chávez.
“DOS EXPERIENCIAS DEL MISMO CORTE.
ESTOS DOS HECHOS TIENEN UN PUNTO común: se produjeron ambos en el doloroso momento de llevar a personas muy queridas hasta su lugar de reposo eterno.
La primera experiencia tuvo lugar hace varios años cuando, detrás del carro fúnebre — deshecha- acompañaba los restos mortales de un alumno muy querido hasta el cementerio.
La familia decidió que el entierro bordease el parque de la iglesia y las campanas de la misma dejaron oir sus dolientes sonidos. Yo iba, como dije antes, muy afecta por la muerte casi repentina de mi amigo y otra alumna me llevaba del brazo, porque sabía de mi gran sufrimiento.
Cuando dábamos la vuela al parque. miré a mi lado y tuve la grandísima sorpresa de ver a mi amado muchacho caminando junto a mí, como un acompañante más del entierro. Las campanas dejaban oir su tañido y aquí fue mi mayor sorpresa, porque el cadáver que caminaba a mi lado se dirigió a mí y me preguntó:
-Maestra, ¿Por quién doblan las campanas?
Yo, haciendo un enorme esfuerzo , le contesté:
-Las campanas doblan por ti
-Entonces ¿estoy muerto?
-Sí, estas muerto- le contesté
Aquel cadáver se fue diluyendo, cogió altura y se perdió en el vacío”…………
TOMADO DEL LIBRO “VIVENCIAS” de Catalina Chávez Monterrey
Capítulo 22 “DOS EXPERIENCIAS DEL MISMO CORTE”
Cuando hace un tiempo publicamos en el Grupo “Ariguanabo en línea” un álbum dedicado a los “Educadores” — al que por cierto le faltan muchas fotos de destacados maestros ariguanabenses y ha contado con muy poco apoyo para su completamiento; debido a lo cuál no se ha podido incluir a muy destacados maestras y maestros ariguanabenses—; sobre el Maestro Odilio la señora Yola Triana dijo: “No sé como empezar a escribir éste comentario, creo que no encontraré las palabras y adjetivos justos para hacerlo. Hay personas que marcan corazones y dejan huellas eternas que ni el implacable tiempo puede borrar. Eso fue nuestro profesor Odilio González, para los estudiantes de Güira, cariñosamente (cajita). Siempre una sonrisa, un consejo una espectacular clase, acompañada de los sorprendentes y agradables misterios que cargaba en cada una de sus maravillosas cajitas. Lo recuerdo cargando varias con su paso ligero pegado a las paredes de los largos pasillos de la secundaria José Manuel Seguí. Respetuoso y alegre, sus clases eran siempre magistrales. Conté con la suerte de ser su monitora de Español y Literatura cuando se implementó en Cuba las clases por TV. Cada martes a las 10 y 15 AM ya estaba preparada para enfrentar el aula. Tuve la posibilidad de compartir con el en San Antonio de los Baños, conversatorios Martianos, actos en las diferentes organizaciones Fraternales, Ser mi paciente más querido, pero por sobre todas las cosas Tuve la suerte de ser su amiga. A veces esperando en la Punta de Rosas para regresar a GÜIRA lo encontraba cargando revistas y deambulando sin rumbo por el Ariguanabo. Siempre me acerqué a acompañarle hasta su hogar con una conversación amena sobre nuestro Apóstol. Guardo como tesoro uno de esos acrósticos que el regalaba, con mucho cariño, con un gran título: “Para mí alumna”.
“Hace sólo unos días realicé un sueño y muy cerca está el edificio donde radica la REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, allí me acordé mucho de él, y uno de mis acompañantes me preguntó, ¿hablas sola? Respondí No, estaba mirando al cielo y recordando al profesor Odilio González que fue la persona por la que conocí de éste lugar y por quien aprendí a amar nuestro idioma y a Martí.
“Toda la Gloria del universo para usted mí profe .
“Descanse en la Paz del Sr y brille para Ud la Luz perpetua.
“Sus alumnos de Güira nunca le olvidaremos.
“Gracias por haber sido parte de nuestras vidas”
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Categoría: Facultativo de honor.
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