Juan Valdés Paz
Notas de archivo-1
Sección: Cuba Socialista
Título: CUBA: La seguridad alimentaria pasa por las cooperativas
(tomado de Radio Progreso-Miami)
Desde La Habana
La seguridad alimentaria pasa por las cooperativas
Una conversación con el sociólogo cubano Juan Valdés Paz
Por Manuel Alberto Ramy
Media mañana. Terraza amable, fresca, y un conversador inteligente al que no se le puede perder una palabra, como tampoco los gestos que unas veces las anticipa y otras las subraya con las manos batiendo el aire. Llevar a texto esta conversación con el académico Juan Valdés Paz, sociólogo de profesión, es un reto olímpico. No queda más remedio que dejarlo en lo imprescindible. ([*])
Comenzamos recordando que Cuba cuenta con una población de 11,2 millones de habitantes y con un fondo de tierra cultivable calculado en 6,629,600 hectáreas de las cuales solamente el 50% están cultivadas. Sin embargo el pasado año gastó $1 700 millones de dólares en alimentos, cifra que, de no tomarse las medidas pertinentes, treparía escandalosamente dado los altos precios en el mercado internacional. Es una situación insostenible; de ahí que el sector agroalimentario haya sido definido por el presidente Raúl Castro como de “seguridad nacional”.
En las últimas semanas los medios cubanos han brindado chispazos sobre
este tema, pero andamos cojos en cuanto al impacto que a mediano plazo
tendrá la creación de las delegaciones municipales de la agricultura en todos los municipios del país (169), y de una comisión de trabajo del parlamento dedicada al sector agroalimentario.
¿Qué está ocurriendo?
“Las medidas recientes indican que se va a una descentralización del
sector agropecuario”, opina Valdés Paz para quien la municipalización
responde a una regla prácticamente universal: “la agricultura es la
actividad más descentralizada… usa la tierra de la localidad, usa la
fuerza de trabajo de la localidad, consume el agua de la localidad, y
tiene la demanda inmediata de la localidad”.
Esta medida tiene un antecedente. En 1993, cuando la gran crisis
económica en Cuba tocaba fondo, fueron creadas las Unidades Básicas de
Producción Cooperativa (UBPC) a partir de tierras estatales. La
agricultura fue “fuertemente descentralizada”, acota Valdés Paz. Pero
se trató de un “paulatino e inacabado proceso de descentralización”
debido a que los Ministerios de la Agricultura (MINAGRI) y del Azúcar
(MINAZ), crearon empresas y mecanismos centralizados que frenaban la
autonomía. Como dice un amigo mío, la burocracia en cualquier país del
mundo, y en Cuba también, es infinita en ardides. A mi comentario
Valdés le añade que a cada medida descentralizadora le ha seguido una
que, al “verticalizar y centralizar decisiones e instrumentos”
disminuye el impacto positivo, a la vez que resta potestad al
municipio “ya que las actividades no se le subordinan integralmente”.
Sin embargo, Valdés Paz estima que ahora todas las formas de
producción agropecuaria — cooperativas en sus diferentes variantes,
productores individuales y granjas estatales — “están bajo el umbral
del municipio” que jugará el papel rector — incluyendo el reparto de
tierras en usufructo — , tarea para la cual el “Partido se ha volcado
de lleno”, anota. Le comento que según fuentes de todo crédito, al
municipio que carezca de una persona idónea para dirigir el sector, el
Partido, y por única vez, lo buscará de donde sea.
Según Valdés Paz, el recurso humano calificado pude encontrarse en las
empresas superpuestas a nivel de los ministerios las que, en buena
lógica, deberán municipalizarse. Este brillante especialista se
refiere a la necesidad de “reconsiderar una descentralización
territorial de los servicios y suministros”, situando a nivel local
las tiendas de insumos — ya existen varias en diferentes
localidades — , los servicios técnicos y sanitarios, entre otros.
Mientras lo escucho medito que esa medida, además de imprescindible,
es una manera de al menos dificultar el recurso “verticalizador” de la
burocracia.
Acopio
La Empresa de Acopio es el organismo central de compra y
comercialización de los productos del agro, y en sus primeros tiempos
“tenía (además) la función de brindarle al estado el estimado de la
producción que realmente estaba en el terreno”. Se trataba de una
función de contraste con los cálculos de los productores, los cuales
“siempre veían más plátano o papa de la que luego se cosechaba”, dice
mi entrevistado, y concluye que era más prudente hacer los planes de
consumo y distribución nacional en base a las cifras de Acopio. Sin
embargo, esta función se perdió.
Por mi parte anoto que no son pocos quienes le señalan a Acopio un
elevado por ciento de perdidas en las recogidas de los productos en el
campo. Valdés explica que por diferentes razones Acopio “no tiene
suficientes transporte, envases, autonomía”, por lo que perdió
eficacia; sin embargo insiste en que debe ser rescatado y fortalecido.
Y aquí entran mis dudas: ¿excluye otras formas de comercialización?
¿No pueden los cooperativistas asumir también esas funciones? ¿Qué
papel jugará el mercado?
El papel del mercado — “que ha jugado un papel muy limitado en esta
historia” — es una discusión no acabada, pero reconoce que hay que
atribuirle “un cierto papel regulador”. “No puede decirse que los
productores sean autogestores y autónomos si no tienen enfrente un
mercado para medir su gestión”, argumenta. Por lo que habría que
“conciliar Acopio con la actividad del mercado”, teniendo en cuenta
que ese organismo “debe garantizar la distribución mediante la libreta
(de racionamiento), el consumo de instituciones sociales y la
destinada a la industria de conservas”.
Valdés Paz es partidario de una redefinición de Acopio a la luz de la
“nueva concepción de una agricultura descentralizada y de un papel
colateral dado al mercado libre”. Acota que los productores saben que
“solo una institución como Acopio puede asegurarle el destino de su
cosecha”, lo cual no excluye la participación de otros
comercializadores, bien sea que pertenezcan a las cooperativas o a
otras formas de producción.
La propiedad de la tierra
Actualmente se están entregando tierras en usufructo, tanto a
Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) como a productores
individuales. Para el profesor Armando Nova — a quien entrevisté
semanas atrás — , lo importante no es el título de propiedad, sino el
ejercicio de ella. Algunos campesinos, por cierto contentos con la
posibilidad de aumentar su producción con nuevas tierras, manifiestan
la inquietud de que aquéllas no puedan transmitirse en herencia.
“Ahora se está considerando convertir en transmisible a otros miembros
del núcleo familiar” la tierra entregada mediante contrato de
usufructo, “de manera que no habría virtualmente alguna diferencia
importante” entre una y otra forma de propiedad, considera Valdés Paz.
Entre los productores individuales y las CCS tienen entre un 10 y un
11% de la tierra en explotación; las Cooperativas de Producción
Agropecuaria (CPA) disponen de un 8 a 10% y las UBPC oscilan entre un
35 y un 40%. El resto están en poder de las granjas estatales. “Son
las CPA y las UBPC las que disponen del 60% de la tierra”, por lo que
“cuando se habla de seguridad alimentaria se debe contar
fundamentalmente con la recuperación del sector cooperativo”.
Mi interlocutor estima que la prioridad en la entrega del “enorme
fondo de tierras ociosas” la debe tener el sector cooperativo,
especialmente las UBPC, debido a su potencial.
Mientras escuchaba a Valdés me surgían ideas. Recordaba noticias
archivadas en mi memoria que se enlazan con el tema tratado. Una de
ellas es que evidentemente el sector agroalimentario está en el
colimador de la dirección política del país. En el Sexto Pleno del
Comité Central, Raúl Castro la definió como tarea principal del Partido.
Si revisamos la prensa veremos que prácticamente todas las semanas
algún alto dirigente partidista y/o estatal recorre centros de
producción, entre ellos los de este sector, a fin de impulsar las
medidas. Lástima que los medios no abunden sobre la profundidad y
alcance de las medidas que se vienen implementando, aunque en
oportunidades sí destaquen la importancia de los mismos al informar
que en el año 2006 se importaron para la industria conservera 300
toneladas de tomate de China, 395 de guayaba de Brasil y 50 toneladas
de coco de Sri Lanka. (Granma, viernes 9 de mayo.)
Desde el punto de vista gubernamental, con la descentralización del
sector las asambleas municipales del Poder Popular asumen poder real
sobre el mismo, de ahí que se haya creado la Comisión parlamentaria
que lo supervise.
Evidentemente, sin alharaca, el sector agroalimentario está sometido a
cambios estructurales y estos repercutirán de inmediato en la
estructura de la administración central del estado con la fusión de
algún que otro ministerio, particular que ya he mencionado en trabajos
anteriores. A mediano plazo, las experiencias podrán tener
repercusiones en el ámbito citadino.
Manuel Alberto Ramy es jefe de la corresponsalía de Radio Progreso
Alternativa en La Habana y editor de la versión en español del
semanario bilingüe Progreso Weekly/Semanal.
Artículo de www.profesionalespcm.org insertado por: El administrador web — Fecha: 15/05/2008