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20 min readFeb 11, 2024

Martí en el recuerdo (II)
Por Orestes Martí y Fernando Alemán

En el conjunto de documentos “recuperados” — de aquellos que fueran publicados en formato electrónico en la Comunidad Virtual GeoCities — , se encuentra uno que no podemos dejar de publicar. Se trata de “Martí: la ciencia y la técnica”, un trabajo elaborado hace ya algunos años por un joven estudiante ariguanabense, cuyos datos ofrecemos a continuación:

Autor: Dachyel González Rodríguez.
Facultad: Ciencias Matemáticas y Computación.
Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona”
Versión electrónica: Roberto Domínguez Lima.

Da vergüenza ver algo y no entenderlo.
El hombre no ha de descansar hasta
que no entienda lo que ve
.
José Martí.

Introducción:

Son pocos los que conocen o saben de este Martí interesado en las ciencias.

La historia repetida, mantenida y magnificada de un Martí poeta orador – dirigente político crítico de arte cronista traductor — dramaturgo, oscureció otra faceta de este genio: la del hombre interesado en el conocimiento científico y tecnológico, la del estudioso profundo de los temas generales en talleres y laboratorios, la del periodista divulgador de la cultura científica.

Entre los artículos periodísticos de Martí encontramos que muchos de ellos se refieren a la ciencia y a la técnica, o sea, pertenecen al periodismo científico. El promovió el estudio de las ciencias, defendió la educación científica, estableció nexos entre la literatura, la poesía y las ciencias, escribió de ciencias y tecnología para niños y otros temas.

Este trabajo es una pequeña investigación que trata de caracterizar de una forma general y sistemática acerca de las ideas del Maestro en la esperanza del conocimiento científico técnico, como modelo vigente de pensador con una sostenida tendencia al desarrollo multilateral del saber humano.

En torno a la relación hombre-naturaleza en José Martí. Sus criterios ecológicos.

La relación hombre — naturaleza significó para Martí el sentido del equilibrio y armonía de las directrices fundamentales de su pensamiento y el signo positivo que la preside no varía siquiera en sus reflexiones sobre el proceso más agresivo de los elementos más naturales: “ No hay que temer sino bendecir a los huracanes, porque después de ellos, queda la tierra renovada y pura” (O.C., T 28, Pág. 547). Se advierte un sentido muy moderno y ecologista del equilibrio y utilidad que pueden aportar estos fenómenos atmosféricos.

Idéntico sentido del equilibrio y la utilidad en la relación del hombre con su medio se vuelve a encontrar en sus referencias múltiples a curas con recursos botánicos. La interacción mutuamente ventajosa de los tradicionales reinos vegetal y animal se plasma también en el interés y admiración martiana por la más vasta y rica región natural de nuestra América: la selva amazónica. En este punto también aparecen no sólo las concepciones filosóficas martianas acerca del origen del hombre, sino también como hipótesis científica sustentada en una concepción comprende que la estructura y fusión de la naturaleza están armónicamente relacionadas y que la especie humana es una parte importante de ella, en tanto que elemento vivo capaz de incidir y modificar el medio. Con esta comprensión reflexiona sobre la génesis del hombre americano a partir de presupuestos científicos.

Otras vertientes de la relación hombre- naturaleza que en Martí engloban a todos las demás, son la ética y la estética. La primera se manifiesta en la ponderación y estímulos continuos de las mejores virtudes humanas. La segunda vertiente (estética) se patentiza en la profunda fricción estético — espiritual que experimenta en la contemplación del medio y de la naturaleza humana como parte de ese medio.

Electricidad.

A partir de su observación atenta de los fenómenos de la naturaleza y de su comprensión de las leyes de la Física, cada vez más científica al hombre se le reveló el fenómeno de la electrización. No fue hasta el último tercio del siglo XVII que se muestra apto para construir un aparato capaz de producir chispas eléctricas, todavía sin ninguna aplicación práctica. El siglo XVIII muestra otros tímidos avances en este campo. El siglo XIX permite los estudios de los fenómenos eléctricos sobre la base más consecuentemente científica, a partir del desarrollo que venían experimentando la Física y la Química.

Muy al tanto de las conquistas en el dominio eléctrico, José Martí comenta en las páginas de La América de marzo de 1883 una exposición de electricidad que se efectuaría en Viena, donde se expondrían todos los adelantos eléctricos resultado de innovaciones y se extenderían certificados probatorios. Esta exposición incluiría de acuerdo con la reseña martiana: máquinas magnetoeléctricas, y dinamoeléctricas (…) pilas y todos sus accesorios, (…), telegrafía (…), y la luz eléctrica (…), todos los medios conocidos de mover electricidad, almacenarla y llevarla de un lado a otro. ( O.C., T 8, pág 348–349)

La admiración de nuestro héroe por el genio creativo del físico norteamericano Thomas Alva Edison se plasma en un artículo de junio de 1883 que titula Luz Edison donde refiere la rápida difusión de la bombilla incandescente creada por el inventor.

También en junio de 1883 consigna José Martí en La América la extensión de los servicios telefónicos entre varias ciudades utilizando un nuevo hilo conductor: era un hilo de acero, revestido de cobre (O.C., T 28, pág 266). El nuevo hilo no sólo permite extender a mayores distancias la comunicación telefónica sino que mejoraba en alguna medida la aún precaria inteligibilidad de los sonidos.

En este mismo mes aparece una pequeña nota que publica la próxima inauguración de un ferrocarril eléctrico y subfluvial en Londres. Se pregunta recogiendo la inquietud de los lectores: … ¿ Cómo pasará el ferrocarril eléctrico por debajo del río? Dentro de cajas de hierro. La electricidad la tomarán los carros de un riel conductor. ( O.C., T 28, pág 267)

En agosto de 1883 en la revista La América, Martí publicó un artículo llamado Ultimos adelantos en Electricidad, En él hace alusión a la exposición de electricidad celebrada en Viena donde expone una estufa termoeléctrica; otro invento fue el presentado por Berliner de Hannover, un teléfono culto, distinguido, leal y discreto, puesto que en la época los teléfonos que existían requerían que se hablara en voz alta, lo cual los hacía menos privados y conservadores del presentado en la exposición.

En septiembre de 1883, el autor del Ismaelillo reseña en La América la reciente inauguración de los carros eléctricos (automóviles) en París, en proceso de aplicación también en Estados Unidos con palabras entusiastas: “no serán caballos ya los que guíen los ómnibus parisienses (…) serán unos cuantos acumuladores de Faure”. Sin embargo, las expectativas de mejoramiento y de permanencia del automóvil eléctrico fracasaron. Los acumuladores eran aún artefactos muy pesados y de muy escasa potencia en relación con la velocidad deseable. Todavía hoy, en virtud de sus grandes dificultades técnicas, el automotor eléctrico no resulta exportable por mucho que se añore con el fin de cuidar el medio ambiente.

En octubre de 1883 se consigna que la comunicación cablegráfica entre los Estados Unidos y algunos países de nuestra América ha quedado establecida por la implantación de un cable directo hasta Brasil. Vuelve a ser objeto de atención para Martí el desarrollo de la tecnología de los cables submarinos, su eficacia y la incidencia económica que esta comunicación permanente supone para los pueblos.

Un recuento de las referencias al tema de la electricidad evidencia que José Martí está informado sobre alguna de las más importantes aplicaciones de esta técnica en su época y ayuda con su quehacer periodístico a la divulgación de ellas, particularmente entre los pueblos de América.

Química.

En la década del 80 del siglo XIX la Química recibe un sustancial impulso en su desarrollo, a partir de nuevos medios técnicos que puede aplicar a sus procesos de laboratorio. Martí se encuentra muy cerca de esto no sólo por su avidez de conocimientos sino por sus publicaciones en la revista La América.

Una de las primeras referencias acerca de la Química elaboradas por Martí aparecen en “La América” en agosto de 1883 y alude a los componentes y proporciones que deben observarse a la hora de preparar el abono a partir de la sangre: “ahora se recomienda mucho la sangre como abono. Y como novedad que va logrando crédito, “´La América´ cuida de decir lo que sabe de ella a sus lectores”. ( O.C., T 8, pág 299)

En junio de 1884 Martí publica en La América un artículo sobre la fábrica de pinturas de Doroe. La profunda información de datos y precisiones técnicas del proceso de elaboración inducen a pensar que acaso José Martí tuvo la oportunidad de visitar el lugar y revisar la rudimentaria tecnología que servía de base a todo proceso productivo, aparte que la fábrica le hacía camino en su traslado hacia Brooklyn.

La crónica sobre la fábrica de pinturas muestra su conocimiento de los procesos químicos más utilizados en la elaboración de colores. Esta familiarización con el proceso productivo lo llevó al análisis del riesgo de toxicidad implícita en la manipulación de productos químicos perjudiciales para la salud.

En Noviembre de 1884 publica en La América uno de sus trabajos periodísticos más técnicos y más profundos sobre los procesos químicos. Lo titula El Carbón, su importancia y su obra, y evidencia su conocimiento general en el desarrollo histórico de esta ciencia. A partir de este tema se refiere a la profusa utilización de la hulla como combustible y reflexiona sobre la preocupación que pudiera surgir en cuanto al posible agotamiento de las reservas naturales de este recurso. Se refiere a otras manifestaciones del carbón como el grafito y su aplicación en la construcción de lápices y el diamante. El cristal perfecto, la más hermosa de las cristalizaciones del mundo mineral. El maestro reseña con precisión técnica los esfuerzos en que se afanaban los químicos por lograr el diamante artificial.

En general se percibe en las observaciones de Martí sobre los procesos químicos no sólo su adecuado nivel de información y su capacidad de análisis científico, sino su reconocimiento de la importancia y vastedad de esta ciencia que se manifiesta en alguna medida en casi todos los conocimientos de la realidad objetiva.

Física.

La Física es una ciencia no sólo teórica, sino también experimental, su método es en realidad una íntima función dialéctica entre el experimento y la teoría.

Las referencias de José Martí acerca de esta ciencia son muy escasas pero profundas, y evidencian un adecuado nivel de información y conocimiento sobre el desarrollo de esta ciencia. De ellos la referidas a los libros de la especialidad se jerarquizan por su interés. En abril de 1884 aparece en “La América”la enseñanza del libro Conceptos y teorías de la física moderna, de Johann Bermord Stall.

José Martí también comenta el libro de Geografía Física Estudios Populares sobre los movimientos de la Atmósfera, de Guillermo Ferrer.

La anotación en uno de sus cuadernos de apuntes registra el análisis martiano del espectro solar, y su acertada conclusión acerca de algunas sustancias que puedan encontrarse en la atmósfera.

“Proyectad en el gabinete del físico el espectro solar: multitud de rayos negros limitan las líneas coloridas. Proyectad los espectros del hierro, del sodio, del calcio, de otras sustancias, y veréis que en aquellas aparecen rayas coloreadas que corresponden a las rayas negras del espectro solar”.

Esto quiere decir que en la atmósfera del sol se queman hierro. Sodio, calcio y otras sustancias. ( O. C., T 21 pág 213).

Esta referencia aparece proyectada como experimento personal que exhorta a la comprobación ajena y pudo tener el apoyo de una información científica tomada por medio de las revistas especializadas que leía el maestro en estos años. Con notable precisión científica plasma su domino conceptual del espectro, en general, y del espectro solar, en particular. Como se trata de un apunte en sus cuadernos, acaso para un artículo que al parecer no llegó a escribir, se abstiene de definiciones, pero las correctas conclusiones a que llega nos advierten del amplio bagaje cultural que subyace en la nota.

En estos años el desarrollo de la Física y la Astronomía en Nueva York era constante. A partir de esta realidad constatada, puede formulares como hipótesis, acaso inverificable, pero siempre probable, el hecho de que Martí hubiera visitado algún laboratorio en Nueva York y haber utilizado o haber visto utilizar un espectroscopio, quizás como indagación periodística para alguna publicación sobre un tema científico.

Las escasas pero profundas referencias martianas sobre la Física manifiestan la amplitud cultural de nuestro héroe a partir del nivel de desarrollo alcanzado por esta ciencia en estos años y resaltar su capacidad para el análisis técnico — científico a partir de deducciones de su pensamiento y las siempre lógicas conclusiones a que llega.

Un invento muy útil.

En agosto de 1883 en la revista La América Martí publica el artículo: Invento muy Útil en el cual habla de la invención de Bedlinger que venía a hacer menos fáciles los choques entre los ferrocarriles, ya por falta de aviso oportuno, ya por error en el cálculo oportuno de tiempo, ya por imposibilidades de mutua comunicación.

En Erlorgen, Kentucky, se ha dado a luz el invento. Es este un aparato eléctrico de señales para telegrafiar entre los trenes en camino o entre los trenes en estaciones, manteniendo así a los encargados de las salidas de los trenes en conocimiento permanente de la marcha de los trenes en su línea, con lo que pueden evitar todo choque o conflicto y los trenes quedan al habla entre sí.

Apuntes para libros.

En su afán por divulgar y fomentar el desarrollo científico técnico, Martí escribió una serie de apuntes para futuros libros, entre los cuales podemos citar:

“El Lector Científico”. Libro de lecturas con capítulos que resumían en buena lectura literaria los elementos científicos corrientes.

Una suma de textos.
Presentación y aplicación de las nuevas nomenclaturas químicas.
Instrumentos de agricultura en los Estados Unidos.
Cómo se hace la seda.
Cómo se cultiva el tabaco.
De la verdadera y falsa ciencia.
Estudios sobre minería.
Composición química de la tierra, de los astros y la atmósfera.

José Martí: cronista de la revolución industrial.

En España se evidencia por primera vez su interés por todo lo relacionado con la antropología y la arqueología. Trabajó junto a Fermín Valdés Domínguez en el tema de la arqueología. En Zaragoza empezó a escribir artículos sobre los juicios que le merecían los monumentos antiguos.

En México renueva este interés y publica el que probablemente pueda ser reconocido como su primer comentario periodístico de ciencia y técnica en la “Revista Universal, el 2 de julio de 1875 y que está dedicado a los estudios que estaba realizando el naturalista mexicano Mariano Bárcena.

En Guatemala prestó un atento examen a los ricos testimonios arqueológicos de las antiguas civilizaciones mesoamericanas.

En 1880 regresa a Nueva York. A partir de marzo de 1883 el Apóstol redacta “La América” en su totalidad. Esta revista se publica especialmente para divulgar los adelantos agrícolas e industriales en los Estados Unidos. En sus páginas Martí tiene la posibilidad de tratar los recientes descubrimientos científicos y las reseñas pormenorizadas de las exposiciones.

El análisis martiano tomó como premisas en todos los casos el punto de vista educativo y utilitario que estos logros científico — técnicos puedan aportar a las economías de nuestra América. La tesis general de Martí de trabajar para que los contenidos de la enseñanza en nuestros pueblos abandonaran el apego a los cánones escolásticos heredados del colonialismo y perseguían objetivos científicos y de formación integral en la educación del hombre de nuestra América.

Ciencia Prehistórica.

En una publicación de la Revista Universal de México, de julio de 1875, Martí publicó un artículo que trataba sobre la Ciencia prehistórica y que es ejemplo de las inquietudes científicas en su pensamiento.

En esta publicación plantea “La América es, sin embargo, esencialmente necesaria al estudio de la ciencia nueva, y sin ella nada podrán deducir de cierto sobre la unidad, identidad y época común de aparición del género humano…” (O.C., T 6, Pág. 299). Con este planteamiento Martí dejaba plasmada la necesidad de una investigación profunda en América acerca de la vida de nuestros antepasados y la aparición del ser humano. De aquí su pregunta: “¿Apareció el hombre en América en la misma época de terrenos en que se asienta ahora, en que debió aparecer en el viejo continente?” ( O.C., T 6, Pág. 255).

Aquí publicó algunos descubrimientos hechos por el señor Mariano Bárcena en el valle de América y las descripciones que da del mismo; dice que al valle deberá la ciencia ecológica interesantes investigaciones y provechosas enseñanzas.

Las Ciencias Médicas y la Medicina Verde en José Martí.

La información de nuestro Héroe Nacional en el ámbito de las investigaciones científicas relacionadas con la medicina puede considerarse adecuadamente actualizada para el nivel de su época, según reflejan sus comentarios. Para mejor comprensión del interés martiano por este conjunto de ciencias conviene tener presente sus estrechas relaciones con algunos estudiantes de medicina en España, entre ellos Fermín Valdés Domínguez y Carlos Sauvalle, quienes pudieron haber incentivado su avidez general de conocimientos científicos.

Sus primeras publicaciones en el campo de la medicina datan de la época del presidio político donde plasma sus impresiones del dolor físico en los folletos de denuncia “El Presido Político en Cuba”, en 1871. Habla de las enfermedades de las que allí fueron víctimas, como el niño Lino Figueredo, el anciano Nicolás del Castillo o el negro anciano e idiotizado Juan de Dios Socarrás.

El 5 de noviembre de 1881 en Opinión Nacional de Caracas, hace referencias breves al tema. Una de ellas señala el notable aumento que venía experimentando la bibliografía médica y científica que en ese año alcanzaba alrededor de 120 000 volúmenes.

En este periódico caraqueño, el 15 de noviembre de 1881 aparece una referencia a uno de los grandes azotes del siglo XIX, la tuberculosis pulmonar conocida entonces con el nombre de tisis.

El 18 de noviembre de 1881 también en la Opinión Nacional, consigna la utilización de la medicina verde al llamado vómito negro, que es otra forma de denominar a la fiebre amarilla. Se trataba de una planta llamada Tonateyacapan, la cual había recibido el reconocimiento de los consejos de higiene en varios países de América.

El 5 de junio de 1882, la Opinión Nacional, publica con la firma de Martí un artículo dedicado a comentar sobre la pelagra, enfermedad que estaba cobrando muchas víctimas en esta época. Destacaba que sus causas estaban en las plagas que atacaban el maíz.

El 14 de junio de 1882 en el mismo diario consigna Martí a grandes rasgos algunos aportes del sabio francés Pasteur entre los que se encuentra el descubrimiento y control de diferentes vectores causantes de plagas, sus estudios relacionados con los gérmenes de las enfermedades que aquejan la vida animal, sus estudios sobre gérmenes productores de enfermedades y la utilización de vacunas como medio de prevención.

En Marzo de 1883 aparece en La América el artículo “El Gimnasio en la casa” donde nos deja constancia de su valoración del ejercicio físico sistemático como práctica indispensable en el desarrollo óptimo de nuestras capacidades físicas.

En Agosto de 1883 reitera en “La América” un pensamiento cuya vigencia acoge los más avanzados principios científicos en materia de salud: “La verdadera medicina no es la que cura, sino la que precave: la higiene verdadera es la medicina”. ( O.C., T 8, p 298) y sobre este fundamental concepto de la prevención insiste en septiembre de ese año 1883 en la misma revista: “ Mejor es evitar la enfermedad que curarla. La medicina verdadera es la que precave. ( Congreso Forestal, O.C., T 8, pág 302).

En Enero de 1884 aparece en La América”el comentario martiano sobre el libro Las Leyes de la Herencia, del biólogo William Keith Brooks. El libro desarrolla la particular teoría del autor en la determinación de la influencia científica de cada progenitor en el nuevo ser. El análisis diferenciado de las determinaciones genéticas del padre y la madre constituían entonces una novedad en el tratamiento del tema de la vida.

En el mismo enero de 1884 publica en esta revista el artículo Insectos en el que analiza su condición de vectores. El trabajo periodístico evidencia la actualización de los conocimientos martianos en cuanto al origen de algunas enfermedades infecto-contagiosas y al mismo tiempo, reitera su absoluta carencia de información sobre la teoría científica desarrollada por Carlos J. Finlay en esta dirección. El artículo prosigue con las consideraciones acerca de la necesidad de perfeccionar los cordones sanitarios para cerrarles el paso a los vectores, a los que llama “Funestos Mensajeros”. Se refiere también a la terrible oftalmía, causada por jejenes que entran sin piedad por la nariz, ojos y orejas como caminantes.

Otra muestra de información martiana sobre los avances de la ciencia en este campo es el artículo publicado en La América en febrero de 1884 sobre las incubadoras instauradas en el hospital de maternidad de París. Las califica aún muy rudimentarias pero destaca sus logros ya que logró disminuir la mortalidad infantil de los niños que nacían débiles o con algún problema de un 66 % a un 38 %.

En 1895 en su diario De Cabo Haitiano a Dos Ríos, José Martí dejó muestras importantes de su interés por la utilidad de la llamada medicina verde. Entre las anotaciones correspondientes al 20 de abril consigna el remedio que algunos campesinos orientales han puesto en práctica para disolver la opacidad del cristalino que llamaban entonces nube y que hoy conocemos como cataratas. Otras anotaciones sobre propiedades medicinales de algunas plantas que él incorpora a sus conocimientos de nuestra flora matizan su diario. El 21 de abril escribe: Vi hoy la Yaguama, la hoja fénica que estanca la sangre y con su mera sombra beneficia al herido… (O.C., T 19, Pág. 221). En las páginas correspondientes al 7 de mayo se refiere al agua de hojas de guanábana que es pectoral bueno y cocimiento grato. La última reseña a un intento de cura con los recursos naturales que puedan encontrarse en las condiciones de vida corresponde a sus anotaciones del 15 de mayo de 1895: Artigas, al acostarnos pone grasa de puerco sin sal sobre una hoja de tomate y me cubre la boca del nacido. (O.C., T 19, Pág. 242)

El rastreo de las múltiples alusiones al tema de las ciencias médicas en la obra de José Martí evidencia no sólo su adecuado nivel de información sobre los avances en esta esfera científica, sino también la actitud conque asume este conocimiento se inserta en la voluntad educadora con la cual divulga estos logros paulatinos. La salud pública es para Martí un problema social de primer orden y la vigencia de su pensamiento en esta esfera pasa por hitos permanentes como su exhortación a la práctica de la medicina preventiva.

Exposición de materiales de ferrocarriles.

A mediado del año 1883 se celebra en Chicago, Estados Unidos, la exposición de materiales de ferrocarriles. En septiembre del mismo año Martí publicó un artículo en la revista La América de Nueva York sobre dicha exposición, en el cual nos describe todo lo ocurrido. En ella plasma como él queda maravillado con tanta belleza y adelantos científicos, pone algunos ejemplos como: un carro movido por la electricidad, un molino de viento que se movía también por electricidad, una pala de vapor.

Por otra parte habla de la manufactura notable de artículos de hierro y acero de carros, para locomotoras y caballos, instrumentos de construcción y conservación de ferrocarriles, planchas y laminas de acero.

Martí fue explicando la exposición, compañía por compañía, adelanto por adelanto, entre los cuales estaban los rieles de acero para las líneas ferroviarias, carros de carga, carros para caballos de grandes lujos, la diversidad de vagones que ostentaban gran lujo y comodidad, taladros poderosos y perfectos, martillos de vapor, cortadoras de hierro y pulidoras. Otro aparto notable era el de secar madera.

Tal era el asombro de Martí por aquélla exposición que plantea al final del escrito: Fuera vulgaridad querer encomiar con innecesarias palabras certamen tan importante, útil y majestuoso. Algo más que hombres perecían los trabajadores activos que, entre los aparatos en movimiento explicaban aquellas maravillas. Campamento de ejercito moderno, con grandes capitanes de negra y alta pluma y coraza luciente en de ariete, parecían las salas de Chicago. Y aquellas hermosas máquinas antiguas, reyes sentados. (O.C., T 8, Pág. .357)

Ciencias Agropecuarias.

El desarrollo de la ciencia y la técnica en la segunda mitad del siglo XIX se refleja no sólo en la producción industrial sino también en la organización de las ciencias agropecuarias. El interés por esta ciencia tiene sus bases desde su estancia en México y Guatemala, puesto que él vio el desarrollo de estos países y en general de toda América en el desarrollo agropecuario. Mostró gran preocupación por el desarrollo de esta ciencia y la utilización de la Química en la misma por eso planteó: “Siémbrese química y agricultura y se cosecharán grandeza y riqueza”.

En septiembre de 1883 aparece publicado en La América un artículo acerca de las posibilidades del cultivo de la uva y el consecuente fenómeno de la industria vinícola como otra alternativa económica para nuestros pueblos y alentado por su fe en nuestra aptitud para estabilizar la calidad en la producción vinícola afirma: “Nuestra América, apenas lo quiera, producirá buenos vinos, (…) para vid buena, espíritu caliente y sol brillante”. ( O.C. T 8, Pág. 304)

En la revista “La América” publica diferentes artículos acerca de las exposiciones de ganado y caballos en las cuales expone todos los adelantos obtenidos en esta esfera, principalmente en el cruce de razas y en la importancia económica que significaba para América el desarrollo en esta esfera.

Con motivo de una exhibición de flores en Nueva York, Martí envía una crónica al periódico La Nación de Buenos Aires, fechada en Nueva York el 28 de noviembre de 1890 en la que describe todas las especies mostradas en lo que era realmente una gran exhibición de plantas ornamentales. El trabajo periodístico incluye la reseña de más de 70 especies diferentes, entre flores y plantas, muchas de ellas aludidas por su nombre botánico.

La tabla martiana de valores, remitida siempre a la especificidad de nuestra América, refleja insistentemente la necesidad de la diversificación agrícola en nuestros países signados por el monocultivo porque … “tierra, cuanta haya debe cultivarse y con varios cultivos, jamás con uno solo” (O.C., T 13, Pág. 514–515).

Sobre los pilares del trabajo agrícola y la instrucción sustenta Martí sus esperanzas de bienestar y crecimiento para los pueblos de nuestra América.

Escuela de electricidad.

Una de las esferas a las que se dedicó Martí a divulgar fue a la electricidad. Martí caracterizó a su siglo de la siguiente forma.

Ciencia y libertad son llaves maestras que han abierto las puertas por donde entran los hombres de torrentes enamorados del mundo venidero.

La revolución científico técnica, emprendida en Inglaterra llamó mucho la atención del Apóstol. El se percató de que al pie de cada descubrimiento funda una escuela, por eso concluye “Escuelas de luz eléctrica se necesitan”.

Ciudades como Londres, Cambridge, Liverpool, Bristol, Nottingham, Glasgow, tenían ya cursos especiales en sus universidades, además Viena, Munich, Berlín y San Petersburgo, incorporaron cursos semejantes. En tal sentido se manifestó:

Y no está la reforma completa en añadir cursos aislados de enseñanza científica a las universidades literarias; sino crear universidades científicas sin derribar por eso jamás las literarias.

A la universidad científica que Martí promocionaba en Europa le llamaban Escuelas técnicas. Una de ellas le llamó mucho la atención: La escuela técnica de Darmstadt, a la cual le agregaron una subescuela en la que se enseñaban ciencias eléctricas. (O.C., T 8, Pág. 283)

En dicha escuela se preparan maestros en 4 años; los alumnos empleaban dos años al estudio de las ciencias naturales y matemáticas y en los dos años restantes, que pasaban entre cuanto aparato y máquina eléctrica existía e iba existiendo, aprendían su dominio y aplicación, todo lo que importaba saber sobre electricidad.

La admiración por la escuela fue tal que no tardó en plantear: Tal parecemos viajeros perdidos en un bosque inmenso por tantos hombres habitado (O.C., T. 8 Pág. 285).

Los aspectos del programa en su primera fase fueron divulgados por él:
- Magnetismo y electrodinámica.
- Máquina magneto y dinamoeléctrica.
- Alumbrado eléctrico
- Principios de telegrafía y de telefonía.
- Lámparas de arcos incandescentes.
- Investigaciones de los cables.
- Determinación del trabajo trasmitidos por los motores a las máquinas eléctricas.
- Investigaciones fotométricas.
- Práctica electrotécnica, trabajos galvánicos, determinación de diferencias del potencial, de fuerzas de corriente y de resistencias.

Educación científica.

El desarrollo de la ciencia y la técnica es imposible si se limita a una pequeña esfera de la sociedad, por tal motivo, la educación como formadora de hombres no puede quedar fuera del mundo científico. Martí comprendió muy bien este aspecto y dedicó esfuerzos para cambiar el concepto que sobre educación se tenía.

Aquí no pretendo extenderme mucho, puesto que sobre educación todos tenemos mayores conocimientos, no obstante, recordaremos algunos pensamientos fundamentales.

“Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido. Es hacer de cada hombre resumen de todo el mundo viviente, hasta el día en que vive, es ponerlo a vivir en su tiempo, para que flote sobre él y no dejarlo debajo de un tiempo con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida”.
“En tiempos científicos, universidad científica.
Que la enseñanza científica vaya como la savia en los árboles de la raíz al tope de la educación pública, que la enseñanza elemental sea ya elementalmente científica”.

Podemos plantear que esa idea martiana de llevar la ciencia a todas las capas de la sociedad la convirtió en su divulgador. Los siguientes pensamientos así lo confirman:
Amenizar la ciencia es generalizarla”.
“Poner la ciencia en lengua diaria; he ahí un grandioso bien que pocos hacen”.

Conclusiones.

José Martí, aunque no podemos clasificarlo como un científico destacado, tampoco podemos ponerlo en el grupo de intelectuales puramente literarios; hombre de letras, escritor, maestro, orador, revolucionario, poeta apasionado del amor, gran visionario político, también se distingue como divulgador científico y un heraldo del mañana tecnológico. Se mantiene al día en los diferentes campos de la ciencia y la técnica, escribe sobre ellos, hace críticas y observaciones, alerta sobre su introducción en la educación, ve en las aplicaciones prácticas un medio de desarrollar la independencia del hombre, caracteriza su siglo y sueña con el mañana, con el desarrollo de la humanidad, aunque está claro sobre cuáles son las cosas que preocupan realmente al hombre, lucha por ellas y entrega su vida.

En Martí encontramos un pensamiento formado en la labor de promoción periodística de los inventos y adelantos de la época, caracterizados por su nivel de actualización y por su capacidad emprendedora para los descubrimientos nuevos, en función del bienestar humano y de la América en general.

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